El hecho de que cerca de 700 rectores, representantes académicos e institucionales, políticos y empresarios de todo el mundo se reúnan para debatir sobre la Universidad en estado puro, en una ocasión presidida por el Rey de España y el presidente de Portugal, da una idea de la dimensión e importancia de la cuarta edición del Encuentro Internacional de Rectores Universia, que se celebra en Salamanca los próximos días 21 y 22 de mayo.

Seguro que nadie pensó hace ocho siglos que una humilde escuela catedralicia llegaría a convertirse en uno de los más importantes centros académicos y del saber del mundo y no entro a valorar, por cierto, la exactitud de esos escalafones que hoy tanto obsesionan a muchos políticos y a no pocos miembros de la comunidad universitaria.

En ese magno contexto, con ocho siglos de refrendo de la Universidad de Salamanca a las espaldas, Universia se celebra en el momento oportuno, inducido y definitivo para dar un espaldarazo a un mundo universitario que ansía tomar exactamente la misma dirección y adquirir la misma velocidad de crucero que la sociedad, tal y como compila el propio epígrafe de la cita: 'Universidad, sociedad y futuro'.

Ya he hablado en varias ocasiones y en este mismo espacio de los retos que afronta la Universidad -así, con mayúsculas- en España y de algunos de los defectos que intenta limar mientras procura no perder comba en un mundo global y competitivo. Adaptar los grados a la demanda real del mercado laboral, intensificar la colaboración en todos los frentes, coger de forma definitiva las riendas de la internacionalización y superar con entereza los desafíos que se presentan desde la Red de Redes son algunos de los grandes epígrafes que recibirán atención de los expertos.

No obstante, entre los temas propuestos, llama poderosamente la atención una sesión extraordinaria que tratará el denominado "Espacio Euroiberoamericano del conocimiento". Ese nombre, quizá un tanto pomposo, se orienta, en última instancia, a afianzar la condición de la Universidad de Salamanca como líder internacional en Educación Superior.

El proyecto es colosal, no en vano puede llegar a estrechar el vínculo entre dos continentes, teóricamente ya hermanados por historia y la tradición, y conseguir que cientos de millones de personas conciban la cultura y el saber de un modo muy distinto al actual.

Y el aglutinante para colocar en su sitio tantas piezas es la Universidad de Salamanca, cuyo rector, Ricardo Rivero, y su equipo, apuestan por aprovechar la confluencia de elementos para que la USAL dé un salto que espera y merece.

De hecho, el propio vicerrector de Política Académica y Participación Social, Enrique Cabero, no ha dejado de incidir en el diseño de ese espacio de Educación Superior que sirva de puente entre Europa y América, mucho más allá de la creación de las universidades en países iberoamericanos, algunas de ellas, con una trayectoria de más de cuatro siglos.

Fíjense: En realidad, Universia presenta como plato fuerte la unión de culturas y pueblos mediante la comunicación y el intercambio del saber. Hablamos de un redescubrimiento del saber, incluido el que ya tenían los pueblos hermanos de América mucho tiempo antes de que creyéramos haber descubierto algo.

Mientras un hatajo de iluminados con dudosa ilustración pretende desgajar, romper, destrozar y triturar pequeñas porciones de territorios, los que más saben procuran con palabras y acciones bienintencionadas unir a una humanidad aparentemente incorregible. La comunidad universitaria mundial se pasa la vida rompiendo pero siempre sugiere lo que se puede hacer con los trozos resultantes.

Al mismo tiempo que unos pocos juegan con los resquicios legales del mejor sistema ideado por la humanidad para gestionar la convivencia hasta la fecha, otros muchos viajan a Salamanca desde todos los rincones del mundo para hacer su aportación a lo único que nos hace verdaderamente libres y nos da motivos para un futuro basado en la esperanza: la Cultura. Sin duda, también con mayúscula.