El próximo sábado, 19 de mayo, la iniciativa Zamora10 será presentada a unos cuantos zamoranos (se espera que sean bastantes) de la diáspora, a esos que, voluntaria o involuntariamente, emigraron y ahora destacan en sus respectivas actividades y profesiones. Se trata de contarles los objetivos y metas de Zamora10 e implicarles en ellos. Hay también un innegable componente sentimental y romántico: resaltar su vinculación a esta tierra, tocar su fibra sensible y lograr con ello que nazca o aumente su preocupación e interés por sus raíces y por el futuro de Zamora. Un futuro que, de momento, se escribe con tinta negra y rodeado de más sombras que luces. O lo modificamos y mejoramos entre todos o seguirán pintando bastos hasta que, incluso, los bastos se acaben.

En este panorama alarmante, Zamora10 se configura como un intento serio de buscar soluciones a la endémica crisis provincial. O al menos, a poner el dedo en la llaga y a hacer algo más que lamentarse, resignarse y continuar criticando en las barras de los bares. Y la reunión del próximo sábado puede leerse como el deseo de "nacionalizar e internacionalizar" el drama y transmitirlo a hijos de esta tierra que siguen llevando a Zamora y a sus pueblos en el corazón pero que ya han rehecho su vida lejos de aquí.

¿Alguien ha realizado algo similar desde Doña Urraca para acá? Hago la pregunta porque, en terreno de envidias, recelos y caciquismo, ya ha oído uno críticas a Zamora10? ¡Incluso antes de iniciar su andadura! Que si no va a valer para nada, que si siempre lo mismo y los mismos, que si a ver quién va a chupar, que todo será fachada y poco más?! Da gusto contar con una opinión pública y unos paisanos tan creativos y tan generosos en sus ideas y en sus esfuerzos. Habrá que recordarles aquella famosa frase del presidente Kennedy, la de " no hay que pensar qué puede hacer América por mí, sino qué puedo hacer yo por América". Cambien América por Zamora y ya está.

Obviamente, la evolución de Zamora10 está por ver, pero no dependerá solo de sus impulsores y gestores, sino de todos a quienes nos inquieta y duele esta tierra, de quienes creemos que no todo está perdido y que lo peor que puede suceder es que nos rindamos y no planteemos batalla, que aceptemos sin rechistar el fatalismo. Tal vez haya llegado, por fin, la hora de dejar de llorar y ponerse a vender pañuelos, como dicen por otros pagos?y les va mejor que a nosotros. El caso es que aquí nos sobresaltamos y cabreamos cuando salen los censos y comprobamos que cada vez somos menos. Entonces, nos entra una rabia interna que nos impele (o eso creemos) a comernos el mundo?pero a la media hora vuelve la modorra, el quietismo, el resoplar con cara de víctimas y adiós que te vaya bien la energía y las ganas de movernos y pelear. Y esa modorra ha sido, es y ¿será? un lastre para esta tierra, un freno cuyas consecuencias estamos pagando. Es hora de acabar con ella. O al menos intentarlo ayudados por zamoranos que se fueron y que ahora triunfan lejos de Zamora. ¿Por qué son grandes empresarios o profesionales de todo tipo en Madrid, Bilbao, Barcelona o el extranjero y aquí no pudieron, no tuvieron oportunidades? Quizás sea buen momento para reflexionar sobre ello, especialmente aquellos que siempre han mandado aquí y que han hecho, también siempre, su santa voluntad.

Estábamos en que el próximo sábado se celebrará esa reunión, con visita incluida al casco histórico, con zamoranos del éxodo. Y que desde la gerencia de Zamora10, la dirección de la Caja Rural y del resto de entidades implicadas se espera con ilusión que dé frutos. Y que surjan iniciativas. Y compromisos. E implicaciones de gentes que, quizás hasta ahora, no estaban demasiado preocupados por el porvenir de la tierra que les vio nacer. Si se lograra ese compromiso, ya sería un éxito. Si alguien se animara a dar más pasos al frente, mejor. Y si se consiguiera acabar o mermar el ambiente pesimista que suele embargarnos, para tirar cohetes y repicar todos los campanarios de la provincia. Quien mata pesimismo, siembra esperanzas. Y eso es algo fundamental, básico, para el futuro de Zamora y de los zamoranos.

Por ahí van los tiros de lo hecho y planteado hasta el momento por Zamora10, que no es poco, aunque lo parezca. Y hacia ahí se dirigen las miras de la reunión del sábado. Un último aviso sobre la tragedia que tenemos encima. Y si no hacemos caso, quizás la siguiente llamada sea la de la campanilla de la Extremaunción. Y ya sabemos lo que significa.