No es fácil expresar los sentimientos de muchos zamoranos en unas pocas líneas, y menos los míos en particular, pero aquí y ahora van un puñado de palabras y un pequeño agradecimiento.

En 1994 te nombraron presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer de Zamora. En aquel momento, te pusiste al cargo y empezaste a trabajar desde el primer día con gran empeño junto a un grupo de personas de tu confianza que han formado una pequeña familia, sin las que todo lo logrado tampoco hubiera sido posible. Poco a poco, fuiste organizando y formando una asociación, con sacrificio, lucha y mucho trabajo, incluso sacándolo de tu propio tiempo libre. Siempre te has entregado a esta asociación de forma totalmente altruista (como pocos hoy en día), dejando a un merecido lado a tu mujer y a tus hijos para ayudar y atender a los enfermos de cáncer y familiares de toda la provincia de Zamora.

Has sido todo un ejemplo para Zamora, nos has inculcado los valores que conservas tanto como persona como profesional, para ponerlos en práctica dentro de la Asociación Española Contra el Cáncer de Zamora. Y aunque ahora ya no estás al frente, seguiremos poniendo en práctica todo lo que nos has enseñado: con buen gesto, esfuerzo profundo, palabra amable y sonrisa infinita.

Para socios, voluntarios, enfermos, trabajadores, instituciones, empresas... has sido un gran ejemplo a seguir, un magnífico compañero y un afable y carismático presidente. Por todo ello, quiero agradecerte que hayas colocado a la AECC Zamora en el lugar donde la has dejado a nivel local, provincial, autonómico y nacional. No van a poder borrar tu nombre ni el de la AECC Zamora de la cabeza de los zamoranos, porque el bagaje que has logrado es inmenso. Has dejado un hueco que va a ser difícil de llenar tanto en la asociación como en nuestros corazones, gracias al respeto, cariño y educación que has mostrado con las personas de nuestro alrededor. Yo y muchos otros tenemos razones personales adicionales de nuestra gratitud, porque has prestado atención especial a nuestras necesidades específicas.

Sin entrar en más detalles, te agradezco el cuidado, cariño, honradez, servicio y tiempo dedicado.

Sigue tu camino tranquilo, satisfecho, feliz y sonriendo como siempre has hecho.

Gracias, gracias, gracias... presidente.

Ignacio Fernández García.