Lo inevitable es lo que avanza sin remedio y así es el movimiento que cada día crece en favor de la igualdad. Nuestros padres y abuelos se sorprenden de cambios que queremos que nuestros hijos asimilen con naturalidad. Hay muchas estructuras mentales que franquear, la sociedad la formamos cada una y cada uno de nosotros. Vivimos embebidos en la cultura y la sociedad a la que pertenecemos y cada vez es más necesaria la autorreflexión. Esta fuerza que es la suma de todos y todas se origina en nuestras vidas individuales y se manifestará en lo que seremos en conjunto, una sociedad más justa.

Debemos replantearnos los cimientos de un sistema que reconocemos patriarcal, un sistema que reconocemos como abusivo e injusto y un sistema que rechazamos para nosotras y para los que vendrán. Pero ya no sirve denunciar sin proponer soluciones realistas. Propuestas materializables a través del funcionamiento que rige este sistema.

La economía es un pilar fundamental que debemos replantearnos para impulsar el cambio. Hay que sacar a la luz los recónditos entramados que sirven de base a nuestras finanzas. Hay que sacar a la luz la invisibilidad del trabajo de las mujeres asociados a los cuidados. El trabajo no remunerado y no reconocido que desde los inicios han llevado las mujeres a sus espaldas. Un trabajo sin el cual sería imposible este sistema económico desmedido. Los cuidados deben ser considerados como jornadas de trabajo, valorados y contabilizados en un sistema económico más humano. El objetivo del capital debe poner su foco en el bienestar de todos y todas. Un buen vivir basado en el respeto al ser humano y a toda la vida que nos rodea. La autoreflexión debe pasar por plantearnos si propósitos que nos han vendido como el "estado del bienestar" basados en el consumo desmesurado son justos y sostenibles. Los propósitos económicos deben considerar una forma de vida que nos integre y no acabe vorazmente con nuestros recursos.

Desde la economía feminista se proponen remedios que transformen este mundo herido por el patriarcado. Se plantean otras maneras de organizar y gestionar el consumo que pongan en su centro la sostenibilidad de la vida; otras formas de relacionarnos económicamente que se basen en la solidaridad y no en la explotación indiscriminada de recursos que no tiene en cuenta a las personas. Porque desde la economía feminista se propone cambiar el foco de las finanzas considerando que las personas contamos y que la vida cuenta, por encima de todo.

Para seguir compartiendo éstas y muchas más reflexiones desde la Asociación Entrepueblos os invitamos a la presentación del libro "Economía feminista". Tendremos el placer de contar en Zamora con Cristina Carrasco y Yayo Herrero este jueves 10 de Mayo a las 19:30 en la Alhóndiga.