Así es como se sienten en estos momentos muchos españoles ante el panorama tan preocupante que está viviendo este milenario país. Son tantos los frentes abiertos que uno se siente agobiado y son tan inexistentes los gobernantes y políticos de nivel que deberían ser el instrumento para solucionarlos que a uno le entran ganas de llorar. Nunca hemos estado los españoles, desde la democracia, tan huérfanos de hombres de Estado. Como decía esa frase que se hizo famosa en su momento: "Ni se les ve ni se les espera".

A nivel de estructura de nación, la crisis catalana sigue abierta a pesar del famoso articulo 155 aplicado ya hace unos meses. La herida es muy profunda y afecta a tantos sectores de la sociedad catalana que soy incapaz de prever si tendrá solución, entendiendo por ello la normalización dentro del Reino de España. El independentismo se alimenta en parte de la épica romántica ya descrita en el siglo XVIII y no cabe duda de que en estos últimos meses ha cogido mucha fuerza: Interrupción de la autonomía, políticos independentista presos, expresidente de la Generalitat y varios exconsejeros en el exilio, el mítico referéndum del 1-O con las cargas policiales, etc., etc., etc. La masa crítica independentista es muy importante como para disolverse con facilidad. Por otro lado, las manifestaciones de odio social en Cataluña son muy preocupantes.

Mientras, el PNV sigue jugando a su eterna ambigüedad y usando su exigua fuerza en escaños en el Parlamento para sacar tajadas importantes al Gobierno de turno que suponen un montón de millones que, no nos engañemos, servirán en su día para reclamar la independencia ya que están construyendo una comunidad privilegiada como hizo el Sr. Puyol y CiU en Cataluña. Algún día veremos allí una historia parecida.

En el tema catalán la negociación política está y ha estado en el limbo. Todo queda en manos de la Justicia y eso no resolverá jamás el problema. Hay que intentarlo desde otro ángulo y ese lo tiene que encontrar la política y exige negociación hasta donde se pueda llegar.

Y en cuanto a nuestros políticos, debemos contener nuestras palabras para no ser mal educados y mantener un respeto básico. Evidentemente no son todos igual de culpables ni se les pueden aplicar las mismas críticas. También hay que tener en cuenta que la degradación moral que arrastra y mantiene el Partido Popular, como se ha podido ver en estos días por el caso Cifuentes, ejerce la inercia de salpicar a todos los demás indirectamente con la expresión de que "todos son iguales" y eso no es cierto.

La situación del Sr. Rajoy y su resistencia numantina a no querer ver lo que todo el mundo ve nos llena a muchos españoles de vergüenza y nos está debilitando internacionalmente. Su famoso sentido común siempre lo aplica a otros; él esta ya vacunado. La mediocridad del PP, refiriendo a muchos de sus cuadros dirigentes, estén donde estén, pasará a la historia política como el periodo más negro y mediocre de nuestra democracia.

Siendo esta situación la más grave de todas, cuando uno mira al resto de los partidos políticos, salvo las simpatías que cada uno quiera ponerles, están también muy tocados salvándose posiblemente Ciudadanos. Ya sé que a los que se definen de izquierdas, sus prejuicios le impiden ver esta realidad social pero así son las cosas. Muchas veces funcionamos más en base a nuestros prejuicios que con las evidencias sociales.

Reconozco que tampoco veo en el PSOE ni lideres reales, ni propuestas sólidas, al margen de la ya conocida palabrería demasiado manoseada. Creo que el liderazgo de Pedro Sánchez se irá debilitando y entrará en crisis en el futuro cuando se vayan conociendo los resultados electorales venideros. No entiendo su eterno NO a los problemas de Estado salvo en el caso del 155. Una de las condiciones de un buen político es la negociación, no para que salgan las propuestas del otro, sino para lograr introducir las suyas. Tampoco me gustan las personas que le rodean, demasiado ideología a flor de piel y con un discurso gastado.

Podemos, la verdadera novedad política en este país, están aún por hacer, con propuestas no muy comprendidas por la sociedad española y con demasiada efervescencia interna. Esto asusta a muchos votantes que quizás buscan mayor pragmatismo a la hora de ofrecer soluciones de país. El asunto de Cataluña les ha debilitado claramente y ese asunto aún no lo tienen resuelto. Por otro lado, su estructura tiene demasiadas partes no siempre bien sintonizadas. Quizás son todos demasiado jóvenes y tienen que encontrar un equilibrio aún no hallado. Está bien que crean en sus propuestas, pero por mucho que las digas gritando logras convencer a los otros. Parece que son siempre los listos y el resto los tontos.

Lo de IU, a nivel nacional, está cada vez más desdibujado y no parece que pueda salir de la sombra de Podemos. Lo que quede de ella parece que serán excepciones locales como la que tenemos en Zamora.

Resumiendo, este país necesita partidos políticos normales, es decir, sin corruptos y sin privilegios, formados de personas que quieran servir sólo al interés público, respetando los ideales de su partido. También deberían estar liderados por los mejores salidos de congresos libres y no manipulados. Si sale un garbanzo negro se le echa y se le denuncia al momento y no se le protege como ha sucedido hasta ahora. Vaya, que solo se pide lo normal pero este país se sale muchas veces de lo normal y así nos va. Suerte.

(*) Miembro del Foro Ciudadano de Zamora