Lucía Fernández, bella mujer que se gana la vida como trabajadora sexual y está a punto de acabar la carrera de Derecho (luego proyecta opositar), dice, en entrevista publicada ayer, que una demanda frecuente es la de matrimonios para hacer tríos. Tras leer con respeto la entrevista veo en el mismo ejemplar del periódico el excelente titular de un comentario de Vicente Montes: "Los tríos políticos serán tendencia en 2019 y los partidos se preparan para ellos". Los tríos siempre resultan inquietantes, se supone que con ellos se rompe la estabilidad simbólica del número par, y se desencadena un desequilibrio. Sin embargo, en realidad, un trío no deja de ser otra forma de equilibrio, y el fin del binario político abre, como escenario más estable, el del ternario. Los que piensan que esto va a ser la de Dios deberían recordar que la trinidad lleva veinte siglos siendo marca de éxito.