Quizá haya sido por ese afán de algunos políticos de ser, tratar de ser o aparentar ser más que nadie, lo que ha llevado a Cristina Cifuentes al callejón sin salida en el que se encuentra presa. La cosa pinta mal para la presidenta de la comunidad de Madrid. Yo no sé si hizo el máster en cuestión, si se lo regalaron, si qué diantre pasó. Sólo sé que se la ve muy segura de sí misma. No ha flaqueado en ningún momento. Algo extraño hay pero a ver quién es el guapo que lo desentraña. La respuesta inmediata es decir que mintió, que ha mentido y que sigue mintiendo. No estoy en el ajo para saberlo. Y como yo todos los opinadores, salvo aquellos que tengan pruebas irrefutables de que ella consintió en que se le regalara el máster

Para algunos la única salida posible es la dimisión. No lo sé. Se está haciendo con el máster de esta señora una cuestión de Estado. Como si hubiera robado, como si hubiera, prevaricado, como si hubiera matado, como si hubiera contravenido todas las leyes humanas y divinas. Es curioso que los que sí están en ese tipo de situaciones sigan libres, pendientes de juicios que se alargan hasta la eternidad y con la prensa ciertamente silente al respecto, cuando sobre su honra pesan delitos vergonzosos.

Es curioso el aire que se está dando al asunto de Cifuentes cuando precedentes hay a barullo sobre los que se pasó entonces y ahora de puntillas. Y no quiero practicar el consabido "y yo más" para que mi amiga Estrella no se enfade. A uno de los líderes de Podemos, Juan Carlos Monedero, se le cuestionó el curriculum y no aportó prueba alguna de lo contrario. Y ahí está tan campante, pero medianamente callado por si se reverdece el asunto. Una de las teloneras de Susana Díaz, Estela Goicoetxea, falseó su curriculum y no pasó nada. Otro caso sonado es el de la eurodiputada del Psoe, Elena Valenciano. El Parlamento Europeo la presentó como "licenciada en Derecho y Ciencias Políticas", dos carreras que nunca terminó. Por cierto, según un documento consta el año 1980 como fecha de finalización de ambas carreras, esta señora que nació en 1960 contaba, por esa regla de tres, con dos licenciatura con tan sólo veinte años.

Patxi López tampoco anduvo corto, figuraba en la web del PSOE como que tenía "estudios de ingeniería industrial" cuando era una mentira como un castillo. Carmen Chacón falseó su curriculum presentándose como doctora cuando tan sólo había asistido a un curso de doctorado. Y fue ministra. Trinidad Jiménez iba por la vida de diplomática cuando la pura verdad es que estuvo casada con un diplomático. José Blanco no tenía los estudios de Derecho que pregonaba y otro tanto de lo mismo ocurrió con José Montilla que llegó a presidente de la Generalitat. Joana Ortega, que fuera vicepresidenta del Gobierno catalán incluyó en la página oficial de su departamento que era licenciada en Psicología cuando en realidad le faltaban dos asignaturas para finalizar la carrera.

Ejemplos hay a barullo en el PP, en el Psoe en Podemos y en otros grupos. De ahí que tratar de sacar pecho sea estéril. Entonces, ¿por qué no tratar a todos por el mismo rasero? Y no que los que apuntan con el índice acusador están sacando pecho sin razón.