He leído que va a venir Rajoy un día de estos a Zamora a hablarnos de despoblación. Vaya cuajo. Espero que tenga suerte y los eficaces servicios del PP le acarreen paisanos para llenar el recinto elegido. Sin acarreo, como somos pocos y además no a todos les llega para pagarse el "sonotone", lo iba a tener mal. La ciudad está bien elegida, eso es verdad. En el marco de lo que llaman la "España vacía", Zamora es campeona, el punto cero, la cúspide total. Falta ya muy poco para que buena parte de la provincia se pueda convertir en gran coto de caza y diversión para cuatro pegatiros ricachones y ociosos. Pero además de despoblada, el envejecimiento de Zamora es tal, que Rajoy va a estar encantando de ver que es un chaval si le da por echar un vistazo a quienes le rodeen y no digamos si le da por pasear en hora punta.

¿Y a qué viene Rajoy, que lleva unos cuantos años siendo el jefe de la cosa gubernativa y que lleva toda la vida en el machito del poder, al "lugar del crimen", al sitio donde mejor se refleja la absoluta ruina colectiva que implican sus políticas y el tipo de sociedad que su organización defiende? Sería interesante que en vez de por Santa Clara, lo lleven de paseo por San Torcuato, para que vea, si aún tiene esa capacidad, en qué se traduce aquí si presunta "recuperación económica". Rajoy viene, claro, a ofrecernos un paraguas. No se rían. Verán como es así. Rajoy y los suyos sostienen que la despoblación es como la lluvia, un fenómeno atmosférico contra el que nada se puede hacer, salvo abrir el paraguas para no mojarte. O más que atmosférico, un fenómeno natural. No es culpa de nadie. La gente se va, los zamoranos dejamos nuestros pueblos porque tenemos libertad y la usamos para emigrar a sitios donde se vive mejor, se gana mejor el pan y tenemos más servicios. Qué se le va a hacer. Es la evolución, la Historia, el desarrollo y el progreso. Antaño había que vivir junto a la tierra, que era la que nos daba de comer, y ahora hay que ir a las ciudades, que es donde están los supermercados.

Esa es la línea de pensamiento impuesta por la ideología ultraliberal, disfrazada de teoría económica. Somos libres para vivir donde queramos. Si no queremos vivir en nuestros pueblos, es por nuestra propia decisión y nuestro bienestar. El gobernante sí que no es culpable, solo faltaría. Otra más de las mentiras con que nos acunan, que diría León Felipe. Porque en realidad no es que no hagan nada por evitar la despoblación; en realidad es que hacen mucho y constantemente por fomentarla. Todos los que vivimos en un pueblo, sea todo el año o a temporadas, sabemos que nos lo ponen cada vez más cuesta arriba. No hay transporte público, no hay tienda, ni cantina en muchos de ellos. No hay de qué vivir. No tienes Internet o va a pedales, la TV se ven según qué zona, las carreteras van siendo zarzales? Por contarles solo la última y que leía el otro día en un diario: con el nuevo año Correos ha aprobado nuevas tarifas dividiendo el país en dos zonas; la A, son las ciudades y zonas urbanas; la B, son los pueblos y zonas aisladas o rurales. Pues bien, el coste de lo que se envíe a las zonas B será un 30% más caro que lo que se envíe a las zonas A. O sea, apretando aún más las tuercas para acabar de vaciarnos. Y esa es solo una de las mil pequeñas decisiones que se toman cada poco y que no vemos. Pero que dan el resultado que indica la demografía.

Y el máximo representante de los "despobladores", de la ideología que nos va dejando sin gente, sin vida y sin identidad, viene a vernos para hablar de despoblación. Vaya cuajo. Hablaré otro día de lo que de verdad nos interesa, que es la repoblación, o de cómo dar la vuelta a esta agonía provocada por quienes nos han gobernado durante demasiado tiempo y demasiado mal. Porque la despoblación no es un fenómeno atmosférico e irremediable, es el resultado de unas políticas concretas, de unas decisiones, que se toman día a día. Si se cambia de políticas, el resultado cambiará.

(*) Periodista, escritor y secretario de Organización de Podemos Castilla y León