La frase "¡que inventen ellos!" ¿fue un exabrupto de Unamuno o la expresión de una convicción? Quizá ni una cosa ni la otra, sino la constatación de un rasgo de nuestra intrahistoria, término éste, por cierto, fruto de su inventiva. El concepto "intrahistoria", al que se ha dado tantas vueltas, no es más que lo que somos en el fondo. En España hay poco apetito por la invención científica y técnica. Lo hay por la ciencia en ámbitos académicos, pero con frecuencia sin gran interés en aplicarla, como si esto envileciera de pragmatismo y comercio la pureza angélica del invento. En cuando a las empresas, en la mayoría el interés real por la investigación es próximo a cero, y cuando llegan recortes lo primero que hacen es suprimir el departamento de I+D+i. Si en 2017 no se ha gastado ni un tercio de lo presupuestado para investigación, a lo mejor no hay que pedirle cuentas sólo al Gobierno.