Posiblemente muchos españoles ya estemos cansados de lo que está ocurriendo en Cataluña en los últimos tiempos ya que no se ve una solución razonable a medio plazo. Se apunta que esa solución tiene que pasar por una revisión profunda del llamado Modelo Territorial que posiblemente suponga una modificación de nuestra Constitución, pero como ocurre con otros asuntos importantes, hay mucha palabrería, pero pocos hechos. Es uno de nuestros males. Siempre se ha dicho que los ingleses son unos maestros en descubrir cuándo algo socialmente no funciona bien y enseguida buscan la forma de solucionarlo. Aquí nos pasamos la vida hablando de ello y las cosas siguen y siguen empeorando. Pocos consensos de calado hemos tenido en nuestra Historia, la mayoría al calor de la llamada Transición y de ella emanaron los Pactos de la Moncloa y posteriormente nuestra Constitución. Bienvenidos fueron, pero poco más.

Volviendo al tema catalán, cada uno tendrá su opinión sobre quien ha sido más responsable en llegar a donde ahora estamos dependiendo en qué momento considere que se produjo un punto de inflexión en esta historia ya que han existido diferentes entradas y salidas en el proceso político.

Empecemos recordando que la Constitución Española se aprobó en 1978 y en Cataluña tuvo un apoyo amplísimo. En dicha Carta Magna se reconoce la estructura de un Estado de la Autonomías. Posteriormente se aprueba en 1979 el Estatuto de Autonomía de Cataluña por el cual accede a un amplio autogobierno y que fue apoyado por 88,15 % de los votantes. Todo parecía estar bien encajado con el acuerdo de todas las partes. Muchos pensaron que el problema histórico catalán había desaparecido de España. Los momentos principales en este triste devenir son a mi juicio los siguientes:

1.- Las cosas empiezan a torcerse, aunque en ese momento no se presuponían, en marzo de 1980 cuando Jordi Pujol y su partido CiU gana las primeras elecciones al Parlamento Catalán desplazando al PSC-PSOE de ser la primera fuerza política en la Autonomía como había ocurrido hasta entonces. Así, la construcción de la nueva administración autonómica fue obra de CiU, lo que llevó a buena parte del electorado a considerar a la coalición como la fuerza política garante de la autonomía de Cataluña. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990 se desarrollaron diferentes aspectos de la construcción autonómica, entre ellos el despliegue de la policía autonómica, los Mozos de Escuadra, la creación de la administración comarcal y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. También se desarrolló la Ley de Normalización Lingüística y la inmersión lingüística en las escuelas, a fin de fomentar el conocimiento y el uso del catalán; también se crearon la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, los medios de comunicación de radio y televisión de titularidad pública, Catalunya Radio y TVE3.

Con estos instrumentos, apoyados en la lengua, la educación y la comunicación, se empezaron a potenciar valores de identidad muy fuertes y que históricamente siempre habían estado en la sociedad catalana. A todo esto, se pudo llegar por la habilidad política del Sr. Pujol y por la necesidad que tanto el PSOE como especialmente el PP tenían para sacar adelante Presupuestos o Leyes importantes.

2.- Cuando se abre en 2001 la posible modificación de Estatut, el líder del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero, entonces en la oposición, prometió en un mitin de las elecciones catalanas celebrado el 13 de noviembre en Barcelona: "Respetaré el Estatuto que apruebe el Parlamento de Cataluña".

3.- La sentencia de 28 de junio de 2010, del Tribunal Constitucional, ante el recurso de inconstitucionalidad presentado por diputados del Partido Popular, resolvió por 6 votos a favor y cuatro en contra la constitucionalidad de la mayor parte del texto, haciendo observar la "ineficacia jurídica" del Preámbulo (donde constaba el término nación al referirse a Cataluña) aunque el fallo mantiene la definición de Cataluña como nación, y declaró 14 artículos inconstitucionales.

El 10 de julio del 2010 hubo una manifestación en Barcelona, con el lema "Som una nació, nosaltres decidim", en contra de la resolución del Tribunal Constitucional, con el apoyo de todos los partidos políticos del Parlamento de Cataluña menos del PPC y de Ciutadans. La asistencia fue de un millón y medio según los organizadores y de un millón cien mil personas según la Guardia Urbana. Con ello se reflejaba la frustración de parte del pueblo catalán a un Estatuto que había sido aprobado en las Cortes Generales y apoyado en el correspondiente referéndum en Cataluña.

4.- Otro punto de inflexión sucede en las elecciones autonómicas de 28 de noviembre de 2010 que dieron de nuevo la victoria a Convergència i Unió, por lo que su candidato y cabeza de lista por Barcelona, Artur Mas, fue investido como presidente de la Generalidad el 23 de diciembre de ese mismo año. Pero esta legislatura acabó en fracaso después del rechazo del gobierno de Rajoy al pacto fiscal, la promesa electoral de Artur Mas y que buscaba terminar el déficit fiscal de Cataluña con un sistema parecido al concierto vasco. Con esta negativa, el heredero de Jordi Pujol se decanta claramente por la línea independentista y da a lugar a la convocatoria de un referéndum por la autodeterminación de Cataluña en 2014, el cual fue condenado por el TSJC.

5.- La aparición de la Asamblea Nacional Catalana y Omniun Cultural como asociaciones ciudadanas que tienen por objetivo alcanzar la independencia política de Cataluña. Con ello se crea un movimiento social de gran alcance para la movilización social.

6.- La intransigencia total del Partido Popular y sus Gobiernos desde 2010 a buscar soluciones políticas que conlleven dialogo y encuentros entre partes y decantarse sólo por la vía jurídica y los tribunales. Este camino parece que funciona a corto plazo, pero nunca cierra las heridas sociales.

Cada uno es libre de dar o quitar importancia a los puntos anteriores y en función de ello a decantarse por un culpable u otro, pero esta es la historia de desencuentros apoyados en torpezas políticas y responsabilidades de Estado.

Ahora todo está más complicado que lo estuvo en otros momentos, aunque reconozco que la idea romántica de ser pueblo o nación, apoyada en una lengua y una historia claramente trucada, hace muy difícil encontrar una solución política. Además, se ha creado una masa social de cerca de dos millones de votantes en Cataluña que complica el panorama en extremo.

(*) Miembro del Foro Ciudadano de Zamora