Para la Iglesia Católica, el corazón de su calendario es el llamado Triduo Pascual, y que abarca Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección. Comienza con la misa vespertina del Jueves Santo ("in coena Domini", de la Cena del Señor) y concluyen con la oración de Vísperas del Domingo de Pascua. Todos estos días forman una unidad, y como tal deben ser considerados. Por consiguiente, la Pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días, que comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo. Las diferentes fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los tres cuadros ilustra una parte de la escena; juntos forman un todo: la salvación del Señor Jesús, su entrega por amor, su muerte que termina en resurrección.