En estos días Zamora, nuestra Zamora, comienza a estar inquieta, expectante, días de mucho fervor, de mucha pasión. Personas de todas las edades unidas por un mismo objetivo: la Semana Santa. Unos por tradición, otros por creencia, otros por ese arte y cultura que nos representa, por diferentes motivos pero unidos. Es aquí donde quiero incidir, no debemos olvidar que lo que se va a reflejar en nuestras calles, representa la pasión, muerte y resurrección de aquel que dio la vida por nosotros.

Para los no creyentes, sus ojos observan el arte, pero yo les invito a observar cada imagen, porque aunque ciertas son las manos fabulosas que las han creado, el mensaje y su representación es el que desde principio de los tiempos nos han enseñado. Existió antes el calvario que las imágenes a través de los tiempos.

Mi deseo es hacer a todos una humilde petición: que en estos días de tanto esplendor, cuando esas imágenes pasen ante nuestros ojos, recordemos a ese niño, Gabriel, que ha perecido a manos de un ser sin alma, a otros que han perdido la vida en circunstancias similares, a todas las personas que sufren y que llevan su calvario, aquellos que por diferentes motivos no pueden tener una vida estable, sea por trabajo, enfermedad etc, de tantas y tantas personas que no tienen privilegios. Porque en la fuerza de ese recuerdo y ese pensamiento está la verdadera unión de lo que es la Semana Santa.

Nunca debemos olvidarnos de nuestros semejantes, porque entonces dejaremos de ser personas y esto tendríamos que tenerlo presente todos los días de nuestras vidas.

Feliz Semana Santa

María Araceli Morán Alfageme