Diariamente, cuando en mis paseos cruzo la Plaza Mayor encuentro en lo más alto de la torre de San Juan de Puerta Nueva la veleta de Peromato que parece estar de vigilancia permanente desde la atalaya en la que domina toda la vista de la población. Aunque el viento la haga girar en distinta direcciones, este aguerrido y veterano soldado, experto en múltiples avatares sucedidos a través de los siglos que ha vivido, está siempre dispuesto con su lanza para hacer frente a cualquier peligro en defensa de la Seña Bermeja de la que es portador.

La veleta original, con forma de caballero vestido de armadura medieval, parecer ser tan antigua como la propia Iglesia de San Juan, que fue edificada en la segunda mitad del siglo XII. Dice la tradición que los "Peramatos" era una familia gallega que se instaló en Zamora en la antigüedad, con quienes se relaciona la veleta, pero no hay evidencias de tal origen.

En algunos datos biográficos se menciona que es una obra del siglo XVI, de un tal Pedro de Sepúlveda, cerrajero que la construyó con los restos de varias armaduras. La figura original, que estuvo emplazada hasta 1898, se conserva en el Museo Provincial de Zamora. La réplica actual fue colocada en 1987.

Hay una referencia de 1678 en la que se hace constar que el Regimiento (Ayuntamiento) de la ciudad pagó 320 reales al espadero Alfonso de Villafañe por limpiar y dorar la estatua.

El nombre de Peromato, según comentario popular, explica que podía venir tal denominación de Pedro Mato, un arriero maragato que suministraba vino y aceite a los habitantes de Astorga sitiados por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Se sabe que en 1825 se pintó de negro para cubrir el óxido que la invadía. En otra ocasión, dentro del mismo siglo, se bajó de la torre para repararla, y en 1888 fue expuesta en la Plaza Mayor durante quince días.

Esta figura ha arraigado en la cultura zamorana de tal manera que, cuando alguien cambia de parecer o se vuelve atrás de un acuerdo, se dice "Ya está vuelto el Peromato". Y es que, tratándose de una veleta, el viento la hace girar en distintas direcciones.