M atizo más, no al botellón en Semana Santa. Zamora no es la ciudad del botellón como algunos han querido bautizarla y mucho menos durante esa época a la que otros quieren desnudar de todo ropaje santo. Zamora tiene otros encantos más saludables, más hermosos y más dignos. No puede haber resignación que valga, y mucho menos por parte de las administraciones, ante la más que segura celebración de un contubernio alcohólico que embrutece y aliena a cuantos en él participan.

Me colé hace unos años en el susodicho y lo que vi me dio pena. Nos pasamos todo el santo día defendiendo a la mujer, hablando del respeto que merece por el hecho de serlo y por todas esas cuestiones absolutamente loables que han formado parte de las distintas reivindicaciones con motivo del Día de la Mujer y, mire usted por donde, en el botellón, además de las formas se pierde el respeto. El magreo está asegurado. Pues claro que no voy a generalizar, pero lo cierto es que cuando el alcohol empieza a surtir efecto, pasan cosas y lo que yo he visto no me lo discute nadie.

Por más vueltas que le doy, no puedo entender la resignación de las administraciones. Creo que tienen miedo a perder ese vivero de votos en concreto y en lugar de actuar con decisión y firmeza lo hacen con tibieza, con una cierta benignidad, con temor ante las futuras consecuencias en época electoral. Es que no encuentro otra explicación. Dicho lo dicho con todo el respeto imponente que quiero expresar por su labor a la Junta Local de Seguridad. Junta en la que, obviamente, hay políticos representantes de distintas siglas y distintas administraciones, que no quieren saber nada del asunto, no vaya a ser que el día de mañana resulten perjudicados.

El parque de San Martín, volverá a ser escenario del botellón, en una fecha emblemática, el Jueves Santo, cuando en la noche, Zamora pasea la agonía del Cristo redentor, precisamente por las calles adyacentes, en una de las procesiones más impresionantes de la semana de Pasión en Zamora. No sé dónde está y dónde ven el problema. Tantas semanas de conversaciones para acabar concluyendo que han perdido el tiempo porque no se ha llegado a nada. Nadie ha querido coger ese toro por los cuernos. Como zamorana en permanente ejercicio no quiero que la Semana Santa que es de todos, los que la forjan, los que la rezan y los que la admiran, empiece a adquirir notoriedad en distintos medios españoles y extranjeros por el botellón. ¡Como si la Semana Santa de Zamora fuera sólo eso!

Como las autoridades no reaccionen, acabaremos yéndonos a Bercianos para así poder vivir la Semana Santa que queremos con total intensidad, sin el ruido y el barullo que se monta en torno al botellón. A lo mejor es que también se debería hablar con los jóvenes que lo organizan. ¿O es espontáneo y a misa va el que quiere? No me lo creo. Las redes funcionan en este tipo de convocatorias y alguien, quien sea, es el primero o la primera en dar el pistoletazo de salida. Estimo que no hay voluntad política de solucionar el asunto. Y que no nos vengan con cantos de sirena. Ayuntamiento y Subdelegación han cerrado el capítulo de conversaciones sin haberlo escrito. Qué pena.