año 77 de la Era Igualitaria. El feminismo ha triunfado y el reino de la Igualdad se ha instaurado sobre la tierra. La Ley Universal de la Paridad Sexual ha logrado la paz mundial. Todo se ordena paritariamente.

En el Segundo Año Triunfal el matrimonio fue equiparado. El matrimonio homosexual fue abolido por disparitario con uno de los sexos.

Tras la Quinta Rebelión los cargos políticos se convirtieron en cargos colegiados ejercidos a la vez por un hombre y una mujer, con lo que el número de políticos/as se multiplicó por dos.

En la Festividad Igualitaria Suprema (FIS) del año Segundo, se implantó la política de los/as hijos/as pares. Todos los matrimonios están obligados a tener el mismo número de hijos que de hijas. Lo contrario es inhumano.

El divorcio fue abolido en el año 10. La Corte Suprema de Derechos Igualitarios dictaminó que era discriminatorio y sexista repudiar a la mujer. Sólo un año después se implantó el aborto paritario, que establece que el número de abortados/as por sexos debe ser equivalente. Ahora muchas mujeres son obligadas a continuar su embarazo para cumplir el cupo.

En la actualidad todas las mujeres trabajan felizmente fuera de casa. Ellas se sienten felices de dedicar su vida y su trabajo a sus jefes/as mejor que a su marido y a sus hijos/as. Piropos y miradas lascivas han sido erradicados.

Alcanzada la Igualdad Real tan anhelada, las manifestaciones feministas están ahora prohibidas. Está mal visto declararse feminista/to, porque con ello se pone en duda la Igualdad que se ha conseguido. Creer en la existencia de la discriminación es considerado pensamiento reprobable.

Las organizaciones y sindicatos feministos se disolvieron tras la Equiparación. Todos/as sus miembros y miembras liberados/as tuvieron que incorporarse al trabajo. Muchos partidos políticos, su portavoces y portavozas, desaparecieron de escena; ya no sabían contra qué luchar.

La religión ha evolucionado. La Iglesia Católica Igualitaria (ICI) reconoció la opresión a las mujeres durante siglos de patriarcado, y definitivamente admitió a las mujeres al sacerdocio. El mundo acogió con entusiasmo los pontificados de Su Santidad Simone-de-Beauvois II y de la papisa Aído IV. Pero en secreto se comenta que en lugares remotos perviven comunidades católicas de viejo cuño que aún creen en el mito de la diferenciación y complementariedad sexual, y en la perniciosa ideología del instinto maternal de las mujeres. Pero son sólo habladurías y leyendas?

La humanidad ha llegado a la madurez. ¡Igualdad, Paridad y Bien!