Una moneda no es solo una pieza de metal, con cara y cruz, que se usa como dinero o como medida de cambio. Es también el indicador del precio de un bien. Por lo tanto, se puede decir que es la culpable de la política monetaria de un país, el origen de todo el sistema de consumo y responsable del desarrollo financiero. Pues aun así, y después de siglos de historia, parece que su vida física está llegando a su fin amenazada por las monedas digitales o criptomonedas.

Una criptomoneda es una moneda virtual, aceptada internacionalmente, que no requiere de intermediarios y que sirve como medio de pago digital de intercambio sin revelar la identidad del vendedor ni del comprador. En la actualidad, existen más de 1.200 porque cualquiera, con la tecnología adecuada, puede crear una. Las más conocidas son: Bitcoin, Ethereum, Litecoin, Ripple, Bitcoin Cash, IOTA, Dash, Monero, NEO y TRON.

La primera criptomoneda que se creó fue el Bitcoin. Allá por el 2008, Satoshi Nakamoto (a día de hoy se desconoce su identidad) creó el protocolo sobre el que se sustenta pero no será hasta el 2009 cuando la divisa entre en funcionamiento. Su precio inicial era muy inferior al dólar pero en diciembre del año pasado llegó a tener un precio cercano a los ¡20.000 dólares! Por ser la criptomoneda más famosa está en boca de todos y su fama le ha llegado sin existir ningún tipo de control ni regulación sobre ella. Esa fama, la ha convertido en una potente obsesión de inversión y las obsesiones especulativas siempre han provocado grandes burbujas especulativas, sin otro fin que dejar cadáveres a su paso.

El Bitcoin se puede conseguir creándolo mediante el uso de aplicaciones informáticas específicas o intercambiándolo por otra moneda de curso legal. La cantidad existente está limitada a 21 millones. Este hecho hace que algunos expertos opinen que debido a su escasez, la cotización fluctúe con tanta volatilidad de precio sin tener claro cuál es su valor. Ese razonamiento no lo comparto porque el oro, por poner un ejemplo, también está limitada su cantidad aunque se pueda seguir extrayendo sin límite conocido. Sin embargo, fíjese en una cosa: su escasez se transforma en valor (que no precio) y éste no ha fluctuado con el tiempo como a priori se puede pensar. Mire, en la época de Jesucristo, con una onza de oro, se podía conseguir un buen traje incluyendo su manufactura. Hoy en día, con una onza de oro, también nos podemos hacer un buen traje a medida. Su precio, evidentemente, ha variado pero su valor no.

Está claro que si algo caracteriza a estas monedas son su alta volatilidad en el mercado. Los cambios drásticos de precio vienen dados, casi en exclusividad, por la ley de la oferta y la demanda porque no están reguladas ni avaladas por ninguna institución oficial. Es posible que en su día llegue su regularización pero lo que hoy están haciendo los diferentes Estados es poner leyes que impidan su uso indiscriminado y generalizado. En cualquier caso, ahora mismo, existe un vacío legal que algunos inversores especializados están aprovechando la ignorancia financiera de los ahorradores que entran en ellas sin conocimiento.

Su futuro es incierto debido a su descentralización, sin embargo, esa falta de control, supone la ausencia de inflación por el hecho de que no se crean más al antojo o necesidad de la política económica como se hace con las monedas tradicionales. Los bancos se han convertido en sus enemigos más potentes porque temen que sus clientes se descapitalicen demasiado por la alta volatilidad y fluctuación que experimenta su cotización.

En nuestro país, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores han salido al paso alertando del componente especulativo del que gozan todas las criptomonedas. Ninguna de ellas, advierten, han sido registradas, autorizadas o verificadas por ningún supervisor español por lo que nadie las garantiza ni las respalda como así ocurre con otros activos monetarios.

Si el año pasado fue el año donde se despertó el interés por estas monedas virtuales y su alza descontrolada, el 2018 puede que sea el año que ponga las cosas en su sitio. No hay reunión de ahorradores o traders en la que no se hable del Bitcoin. Y no es para menos. La subida abismal de 2017 y la pronunciada corrección que están sufriendo en lo que llevamos de año, dan para largas conversaciones sin casi conclusiones al respecto. Ahora bien, lo que nadie puede dudar de este tipo de monedas es que están de moda y si están de moda existe interés por ellas. No nos olvidemos que todas las modas son pasajeras, absolutamente todas. Eso no quiere decir que hayan llegado para quedarse. Es solo cuestión de darle tiempo al tiempo para que se coloquen las cosas en su sitio. Los estados tendrán que hacer algo al respecto: aceptarlas como medio de pago legal, prohibir su uso o que cada país cree las suyas (algunos ya lo están haciendo).

Su nivel de seguridad es muy grande pero no es total por lo que pueden ser crackeadas por los ciberdelincientes aunque usen para su creación y custodia uno de los mayores avances tecnológicos usados en el mundo de la criptografía: el blockchain.

Aunque el Bitcoin no esté regulado oficialmente, las inversiones que se realicen producirán una plusvalía o una minusvalía y, en algunos casos, dependiendo de la inversión que se haya hecho, viene aparejada con una retención a cuenta como si de otro activo se tratase. Eso sí, solo se gravará con impuestos si se transforman en euros. No está muy claro si existe alteración de patrimonio ante Hacienda si el intercambio se produce entre las diferentes criptodivisas. Lo que sí está claro es que Hacienda no se le escapa ni una y ya está poniendo el ojo en el punto de mira porque hay beneficios muy sustanciosos y quiere controlar de cerca ese tipo de negocio. Incluso, irá más allá debido a que su opacidad puede estar asociada a servicios delictivos.

Lo que está claro es que estamos inmersos en una constante innovación y así debe de ser. La moneda y el dinero, según lo conocemos actualmente, no son diferentes y les ha salido un fuerte competidor apodado ya como el "oro 2.0": el Bitcoin.

(*) Trader Independiente

@ToGarMos