La palabra escatología procede del vocablo griego "skatos" que significa excremento y por extensión se usa la misma para referirnos a conceptos que tienen que ver con esta temática.

He coincidido varias veces en Padua, en mis reiteradas visitas a la Capilla de los Scrovegni para admirar los espléndidos frescos pintados por el genial Giotto, con las fiestas de graduación de los estudiantes de la Universidad de dicha ciudad. Qué escenarios tan dispares.

Tienen la rara y escatológica costumbre de untar con huevos, harina y a veces con mierda (con perdón), los disfraces variopintos de los nuevos titulados, y hacerlos desfilar, de esa guisa pestilente, por sus calles medievales ante el asombro de los viandantes. En ese antropológico "rito de paso" se remarcan los aspectos humillantes para ridiculizar a los futuros graduados, y para matar de un plumazo el ego, el yo de todos ellos, pues tienen que aceptar como una broma todo lo que ocurra en esos días de fiesta a su alrededor, sin darle mayor importancia.

Y allí precisamente nació el autodidacta, insolente, absurdo, provocador, irreverente y polémico artista Maurizio Cattelan, ese que tiene una obra "interactiva" en el Museo Gugguenheim de Nueva York, con forma de retrete de oro (aunque queda más fino "urinario") pero recuerden que es de oro y además macizo y por si fuera todo esto poco, de 18 kilates, eso es importante, y está en uso.

Por esa razón y por ser interactivo el artefacto, los visitantes que lo desean y se atreven, pueden usarlo y al finalizar tirar de la palanca, no tiene cadena, para que salga como es usual todo por la cañería de esa obra artística. Ya lo han usado más de cien mil personas, poniendo de relieve la relación fluida entre el público y la obra.

Cattelan pretende con su arte, entre otras cosas, poner en tela de juicio todos los valores preestablecidos, arremetiendo contra todo tipo de autoridad, contra el materialismo de la sociedad actual, contra todos aquellos que se erigen como representantes de los ciudadanos y por supuesto, contra la concepción del arte contemporáneo, muy en la línea de Danton, uno de los pensadores más rupturistas en lo que a nuevas tendencias artísticas se refiere, quien afirmaba con rotundidad que "el arte ha muerto", y todo a esto a quien lo desconoce, da la impresión de que no puede afectarle. Deja que sus obras cómico-artísticas remuevan la conciencia de la gente, para que sean interpretadas por los espectadores y a partir de la reflexión, cada uno saque sus propias conclusiones.

Para él, el proceso creativo surge del subconsciente del artista y se muestra como un símbolo que en un primer momento es indescifrable.

Usa además el humor como una manera de sacar a la superficie el enfado, pero sin violencia y mientras sigan siendo sus creaciones una imagen poderosa a primera vista funcionarán. La provocación está en el ojo del espectador, con ella se desdibujan líneas, pero no se socavan "status", un nombre de género masculino que se identifica con "La posición que una persona tiene dentro de un grupo o comunidad"

Al inodoro lo ha definido como "un guiño sobre las desigualdades y excesos del arte y también como evocador del sueño americano de oportunidades para todos. Paradójicamente el artista no quiere que esta obra nos la tomemos a broma. Se comprueba así que una imagen vale más que mil palabras.

Y resulta, como la mayoría de ustedes ya saben que, a la directora del Museo citado le ha pedido uno de los hombres considerado como uno de los más poderoso de la tierra, que les deje el cuadro de Van Gogh "Paisaje con nieve", pintado en 1888, de la época de su estancia en Francia, para poder disfrutarlo con su familia, no se sabe si por tiempo indefinido, y ella le ha respondido que ese cuadro ya está prestado para una exposición al Guggenheim de Bilbao, pero le ha ofrecido el váter de oro macizo del italiano, acompañado de las instrucciones de instalación y mantenimiento, lamentando no poder satisfacer su pedido inicial, esperando que su nueva propuesta sea de su interés.

Y es que, como parece que no hay ningún otro tema para resolver en alguna de las diferentes naciones del mundo, (supresión de la reforma sanitaria, comportamientos políticamente incorrectos, el espiar a los oponentes, el asociarse con los enemigos, acabar con el hambre, el cambio climático?Por citar algo) mucho es lo que se puede interpretar y reflexionar sobre el préstamo del váter en cuestión. Seguro que las conciencias de los seres bien pensantes están en alerta máxima, si se conoce, claro está la filosofía y finalidad que se desprende del urinario y su interacción con los posibles usuarios.

Qué simbología más post-dadá ha generado la directora, pues a muchos de nosotros se nos han ocurrido las ideas más peregrinas y sugestivas del aparato en cuestión.

Y se nos aparece con un significado multifuncional e inabarcable, como un gran símbolo del poder y de la grandeza de aquellos que quieren representar lo que son, también como un nexo entre las manifestaciones públicas de los graduados en la universidad paduana, disfrazados de olor a excremento y la grandeza de quienes se creen importantes.

No deja de ser el váter, por mucho oro que lo recubra, casi sinónimo en esta época que nos ha tocado vivir, de albañar, cloaca, alcantarilla, desagüe, sumidero, detritus, residuos, putrefacción, podredumbre, fermentación, inmundicia, basura, porquería, mugre, impureza?

Claro que sólo nos referimos ahora ya al objeto causante del incidente que lo ha puesto de moda.

Y dan ganas de premiar a la citada directora por la finísima ironía que le ha imprimido a la vida sórdida de los que destrozan todo lo que tocan, reafirmando la idea del autor y presentando al váter como un símbolo del pilar que justifica todos los desaguisados del poder.

Ya en el título de esta crónica ya resume con claridad lo aquí expuesto, y es que no toda la basura es reciclable.