Proclamado rey de los astures en el año de 739, Alfonso I inició la labor de la Reconquista provocando la huida hacia el sur de los árabes que se habían asentado en Galicia, en Astorga y, en general, al norte de la Sierra de Guadarrama.

El nuevo monarca aprovechó para ampliar las fronteras de su reino, anexionándose Galicia y el norte de Portugal, emprendiendo campañas devastadoras contra las zonas ocupadas por los musulmanes. El rey Alfonso I se determinó a bajar de las montañas el año 742. Entró por la Lusitania, siendo recibido con júbilo por los cristianos, que se fueron uniendo a sus huestes, corriendo en la brillante campaña hacia Portucale, Braga, Viseo, Flavia, Agata, Ledesma, Salamanca, Zamora, Avila, Segovia, Astorga, León y otras poblaciones.

Abulcacim, historiador árabe, cuenta que, aprovechando don Alfonso las desavenencias de los caudillos moros, se propuso tomar la ciudad de Zamora con el fin de que le sirviera de baluarte y frontera, y reuniendo Cortes para obtener ayuda en su campaña, consiguió que todos le siguieran muy contentos. Reunió unos doce mil hombres de a pie y mil doscientos a caballo. Emprendió la marcha llevando por capitán general a un tal Ugarte.

Zamora pertenecía al rey moro Abenhut, que se preparó a la resistencia, pero vencido en batalla campal a la vista de la ciudad, la evacuó en el año de 748. Estuvo, pues, Zamora poco más de treinta años en poder de los árabes, siendo derribados los muros e incendiados los edificios.

Después que Tarik puso el pie en la Península hasta que descendió de Asturias Alfonso I no transcurrieron más de treinta años, breve plazo en que los árabes, antes que otras cosas, tenían que ocuparse de asegurar la conquista, poner guarniciones, repartir la propiedad y asegurarla, deshaciéndose de los grupos godos que resistieron la invasión, en unos lugares más que en otros.

No es de extrañar que en tan corto espacio de tiempo nuestra ciudad no ofrezca casi recuerdos de la efímera dominación mahometana, aunque el recuerdo más significativo sea el propio nombre de ZAMORA y otros nombres como : Alcazaba, Cárcaba, Alfamareros y Balborraz. El primero (El Kasba) significa la fortaleza, que se mantuvo en la que hoy es calle de Los Herreros. La Cárcaba, que en castellano sería joroba, también fue el nombre de un lugar que en la actualidad es la Costanilla. Alfamareros, de alfamar (rojo) todavía hoy es el nombre de una calle donde vivían el gremio de fabricantes de alfamaras o mantas bermejas. Por último, Balborraz, es corrupción de Bab-bu-Raz, o puerta del cabezudo, cuya puerta, de las murallas, se mantuvo hasta el año 1555 en que fue demolida por amenazar ruina.