Esto de la igualdad de género en el lenguaje me parece de lo más absurdo. Otra cosa bien distinta es la igualdad en derechos civiles y políticos, económicos, culturales, sociales, de oportunidades vamos, todos los que son necesarios para alcanzar una verdadera justicia social. Lo demás son ganas de rizar el rizo. A las gentes de Podemos, espero que no a todas, les encanta caer en el esperpento de género. Quedan no tan lejanos los tiempos aquellos en los que la entonces ministra de Igualdad del Psoe, Bibiana Aído, nos soltó un buen día aquello de "miembras", término del que todavía no nos hemos recuperado.

Para no ser menos, la podemita Irene Montero, durante una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados anunciaba: "Este miércoles habrá un acto con diferentes portavoces y portavozas". ¡Ridícula! El lenguaje feminista de la Montero no es gramaticalmente correcto. Esta, al igual que la Aído tiene salidas para todo. Aunque cuanto más intenta reorientar la gilipollez dicha en público, más se enloda. En el fondo da más pena que otra cosa. No se puede llevar el lenguaje de género a estos y otros extremos que rayan el ridículo más espantoso.

Espero que nunca se acepten estas chorradas de género que tanto gustan a la izquierda. Vale ya de pegarle patada tras patada a la gramática, al diccionario y a todo lo que se nos ponga por delante. Una amiga, ya me ha propuesto que cuando hable de "gilipollas" me refiera a las mujeres y que cuando el término esté dirigido a un hombre lo cambie por "gilipollos". Las palabras un tanto abruptas son las que más se prestan. Imbécil e imbecila por ejemplo. Pero también alimentos: el pan y la pana, lo que induciría a constantes errores, habas y habos, sandías y sandíos, melones y melonas, lentejas y lentejos, garbanzos y garbanzas, berzas y berzos, lechuga y lechugo, escarola y escarolo? En fin.

Esta gente está en la obligación de deambular por la política con un poco más de seriedad, con rigor, con educación. Lo digo por las constantes salidas de pata de banco ofensivas del señor P. Iglesias. Esta gente no puede hacer de su presencia en el Parlamento un circo constante. España y los españoles nos merecemos unos representantes dignos, y esto reza para todos los grupos políticos.

Que no le busquen tres pies al gato del lenguaje. No suena igual médico que médica. Lo de médica me parece horroroso, es mucho más bonito anteponer el artículo femenino, la médico, la juez, la ingeniero, la fiscal. Feminizarlo suena a poco serio, suena a chiste. Y ya bastantes chistes circulan libremente con Puigdemont como protagonista. Ni miembras ni portavozas. Las mujeres no necesitamos "adalidas", perdón quise decir adalides, de semejante "jaeza", perdón, quise escribir jaez.