E1n plena campaña contra el acoso machista que ha partido de Hollywood, las enfermeras españolas tratan de impedir que el carnaval convierta su uniforme de trabajo en un símbolo erótico. El sindicato SATSE intenta ponerle puertas al campo al pretender que las cadenas de hipermercados retiren la indumentaria provocativa que, a su juicio, atenta contra la dignidad del personal de Enfermería, un colectivo profesional que también está integrado por hombres. De hecho, la organización sindical que ha emprendido la lucha contra la utilización sexista del uniforme sanitario está presidida por un enfermero.

Puede que la iniciativa no llegue a tener demasiado éxito, porque un carnaval es una fiesta cuya razón de ser radica precisamente en la provocación y el escarnio, que escaparía a cualquier intento de contención. Y los uniformes han tenido siempre un poder evocador que para algunas personas sobrepasa incluso al de los cuerpos reales, salvo en el caso de los bomberos, que aprovechan cualquier excusa para quitárselos.

Por eso viene bien que unos profesionales se rebelen contra la utilización de un estereotipo que permite a la industria aprovecharse de la cosificación de la enfermera para hacer negocio. No tengo claro que legalmente se pueda impedir a una empresa vender un determinado disfraz ni creo que se deba cuestionar el uso que se les da en un carnaval. Sin embargo, lo que no se puede conseguir a golpe de decreto se logra a veces haciendo visible la percepción del agraviado.

También habría que impedir el trato denigrante que la televisión ha dado, por ejemplo, a la hija de Belén Esteban. La chica ahora intentaba protegerse de una chirigota del Carnaval de Cádiz que la ha atacado con saña por su físico, cuando el problema es que nadie la ha protegido mientras su madre la utilizaba en la televisión para ganarse la vida sin tener que trabajar. Hubo un fiscal de menores que le dio un toque a la cadena, sin mayores consecuencias. De no haber tenido tanto protagonismo mediático desde que nació, quizás ahora no se vería tan perseguida.