No me refiero a una maldición bíblica, ni a un castigo divino señalado por su apéndice manual, no, les hablo de una formación rocosa que se encuentra en la costa del municipio de Agaete, en la isla de Gran Canaria. Resulta chocante y despierta gran curiosidad este símbolo de gran atractivo turístico. Aunque desde noviembre de 2005, por culpa de una tormenta tropical, el famoso dedo perdió la falange superior, una parte de la roca fue arrancada de cuajo por los vientos huracanados. A pesar del desastre natural, Agaete conserva un entorno de gran belleza.

Allí fuimos convocados el último fin de semana de enero por la fundación Cives. Acudimos a un curso de formación para jóvenes embajadores europeos de tolerancia e interculturalidad, dentro del proyecto GEAR, cofinanciado por el programa Erasmus+ de la Unión Europea. El objetivo es contribuir a la comprensión intercultural mediante la cooperación de organizaciones de la sociedad civil con sistemas educativos formales, profesorado y estudiantes, fomentando el intercambio de buenas prácticas de aprendizaje cívico e intercultural en todos los ámbitos. En este proyecto participan diez organizaciones y centros escolares de cinco países europeos. Se trata de prevenir la radicalización y promover valores democráticos al tiempo que se entrena la ciudadanía activa y el respeto a los derechos fundamentales.

El escenario era ideal, un buen salón de reuniones, recursos técnicos, una veintena de chicos y chicas de bachillerato y primer año de universidad, con curiosidad y ganas de aprender, una excelente programación y magníficos técnicos y profesionales en las diferentes actividades y sesiones. Tuvimos suerte, había fuerte viento y lloviznas, no apetecía salir. El primer día hablamos con la Fiscal Delegada de Extranjería de Las Palmas, Teseida García, que nos hizo una clarísima exposición de la situación administrativa de las personas inmigrantes. Despejó muchas dudas y acotó con firmeza los límites en los que se mueve la Fiscalía. Nos ayudó a entender la diferencia entre una Declaración de Derechos, que puede tener mucha fuerza moral pero no obliga legalmente y lo reconocido por las leyes como derechos fundamentales. También fue directa cuando nos dio su parecer sobre los CIE, Centro de Internamiento de Extranjeros, que cumplen una función necesaria aunque deban ser replanteados sus métodos y protocolos. Apeló a que se derogue la llamada "Ley mordaza", que aprobó el partido de M. Rajoy, para que jueces y fiscales no tengan que aplicarla y considerar las llamadas "devoluciones en caliente" bajo la nueva figura jurídica del "rechazo en frontera". Es un problema que debe resolverse políticamente.

En otra sesión intervino Edurne Grau, periodista y coordinadora de Cives, para exponer con brillantez como se trata en los medios de comunicación la Igualdad y la Diversidad. Manifestó sentir vergüenza del periodismo que padecemos en nuestro país, sobre todo el de los grandes grupos, con su manipulación y tergiversación de los hechos, acomodando los titulares a los intereses políticos del gobierno o económicos de la empresa. Muy dura fue su denuncia del machismo rampante de los periódicos deportivos o del sensacionalismo de la mayor parte de medios. Quedó muy clara la necesidad de reaccionar ante cualquier declaración vejatoria, las redes sociales son un caldo de cultivo propicio para atropellos de toda índole.

Más tarde recibimos a Luc André Diouf, senegalés, que llegó a las islas Canarias hace 26 años, un activista que está poniendo su experiencia vital al servicio del área de Políticas Migratorias del CCOO. Desde hace unos meses ocupa la Secretaría Ejecutiva de Política de Refugiados en el PSOE. Hizo una propuesta muy realista apara enfrentar la llegada de migrantes a España y Europa. Afirmaba que si no se impusiera una concepción mezquina del futuro, los políticos se darían cuenta que necesitamos millones de futuros trabajadores porque aquí no nacen suficientes niños. Deberíamos ir preparando esa incorporación gradual, como ya hace Alemania y deberíamos convertir los CIE en auténticos centros de acogida.

Al finalizar la tarde del sábado me tocó intervenir. Les hablé de lo afortunado que me sentía por compartir aquellas jornadas con jóvenes tan dispuestos para el compromiso, tan sinceros con sus dudas y tan abiertos a nuevos aprendizajes. Quise mostrar lo importante que es el lenguaje que utilizamos, clave para entender el mundo que nos rodea y para cambiarlo si procede. Utilicé un texto de Montaigne, aquel que dice: "... cada cual llama barbarie a aquello a lo que no está acostumbrado". Siempre encontramos en la cerrazón nacionalista una exageración del sentimiento identitario, con sus banderas, himnos y demás mentiras. Las emociones pueden ser peligrosas. Necesitamos distancia y razón para comprender que es posible la unidad en la diversidad. Un filósofo español actual, Javier Gomá, afirma: "el corazón es comunitario, la inteligencia es cosmopolita". Debemos ser capaces de armonizar los dos componentes, algo que ya diagnosticaba Kant con la insociable sociabilidad del hombre.

El curso tuvo actividades, talleres y hasta proyectos de interculturalidad realizados por los jóvenes embajadores. Gran trabajo técnico de Sonia y Laura. Pero nada hubiera sido posible sin la implicación de Náyade, Kira, Mohamed, Álvaro, José, Elia, Julia, Aisha, ? chicas y chicos dispuestos a convertir este mundo en un lugar más habitable. Gracias.