Zamora tiene una asignatura pendiente, el turismo, que lleva intentando aprobar desde hace décadas pero que aún no ha conseguido, seguramente porque no ha preparado el temario en su conjunto y los avances en determinadas cuestiones no acaban de arrastrar al todo. No se entiende si no que siga siendo la segunda provincia de Castilla y León, tras Palencia, con menos visitantes al año, cuando es de las que tiene una oferta más completa por su variedad territorial y su rico patrimonio artístico, cultural y natural. El paisaje zamorano es Castilla, es León, pero también es Galicia y Portugal. De gran diversidad en todos los aspectos, la provincia conserva tradiciones, como las mascaradas, aún no contaminadas, y atesora una gastronomía singular basada en productos de la tierra de una enorme calidad que la hacen también muy apetecible para la globalizada y creciente demanda culinaria.

Con el rebufo visible de Fitur son más apreciables los cuestos que frenan el avance de la Zamora turística. La oferta institucional dividida y sin un criterio claro no ayuda en nada a clarificar el panorama. Es difícil "vender" una provincia, en tiempos en los que lo que triunfa son las marcas, con un mantel tan repleto de cosas. El espectador, y más aún el que quiere "comprar", duda y no se decide por nada. Falta orden y una posición consensuada y pensada de antemano para evitar la anarquía de la oferta que agobia al consumidor.

En la feria de turismo más importante del mundo que se acaba de clausurar en la capital de España, Zamora ha puesto sobre la mesa una oferta tan variada como dispar con lemas como estos: "Zamora, Tourist Friendly"; "Productos Meseta Ibérica"; "Zamora, Patrimonio Sostenible"; "Zamora, ciudad para las mariposas"; "Zamora, a vista de cigüeña", "Zamora, patrimonio industrial"; "Zamora sobre ruedas"? Dar a conocer a un mercado tan globalizado una tabla tan vasta resulta difícil y seguramente poco efectiva. A los potenciales visitantes se les gana con ideas muy concretas, que definan condiciones muy específicas, la dispersión no impacta, sí lo hace la repetición razonada.

A Fitur acude todos los años la Junta de Castilla y León con una amplia oferta regional, lo hace la Diputación Provincial con la suya, también el Ayuntamiento de Zamora, además de Benavente y Toro y algunos grupos de acción local. La propuesta es variadísima, además de dispar y un poco anárquica, lo que difumina su resultado. Otro tanto ocurre, aunque en menor medida por su importancia, con la feria Intur, de ámbito regional. Los resultados no cumplen con las expectativas porque al potencial turista se le ahoga con excesivas opciones. Una marca definida y bien perfilada sí vende y eso se comprueba cada año con la Semana Santa de la capital.

Los datos de presencia de turistas del año pasado en la provincia son alentadores. Más de 400.000 personas pasaron por Zamora, lo que supone 40.000 más que en 2016, cuando se celebraron las Edades del Hombre en Toro. Pero el optimismo se disipa en parte cuando se analiza el ranking regional, solo Palencia está por debajo de Zamora en número de visitantes. Y también es una de las provincias de Castilla y León con una menor estancia media, que se sitúa en 1,5 días. Aumentar el tiempo que los turistas pasan en la provincia sigue siendo un reto desde siempre porque sería romper con la Zamora de paso y alumbrar un territorio objetivo para los visitantes.

Si la presencia en las ferias no da el resultado apetecible ya es tiempo de cambiar de estrategia. Estar en Fitur e Intur es casi obligatorio, pero también hay que tocar otros palos para "vender" la provincia. Si como dejan bien claro todas las estadísticas son los madrileños quienes más viajan a Zamora, habrá que volcarse en la capital de España. Conseguir nuevos servicios ferroviarios, con horarios racionales, va a suponer sin duda un gran avance, pero eso solo no vale. Ha habido provincias, como León, que han apostado por una presencia permanente en Madrid, con el alquiler de locales privados donde dar a conocer su oferta y espacios públicos muy concurridos como estaciones de metro, de tren o de autobuses.

Desde luego resulta imprescindible consensuar una estrategia turística. Es loable que el Ayuntamiento de Zamora intente captar visitantes alemanes, pero sería más "productivo" que lo haga de la mano con la Diputación para "vender" conjuntamente la capital y la provincia. La iniciativa Zamora 10 tiene, sin duda, mucho que decir en turismo, como en otras actividades. Una marca consensuada de la provincia sería también un gran avance para centrar objetivos.

Zamora tiene que tener mucha más importancia en un sector que se ha convertido en motor de desarrollo de muchas regiones y provincias españolas. Hay pocos territorios que puedan ofrecer tanto y de tanto interés. Solo unos ejemplos: la mayor población mundial de avutardas; la concentración más grande de lobos en un espacio reducido: la Sierra de la Culebra; dos parques naturales; una reserva de caza; el número mayor de iglesias románicas en una ciudad, la capital; cuatro razas autóctonas, la bovina sayaguesa descendiente clara del uro europeo desaparecido en el siglo XIX; una biodiversidad tan amplia como singular; un ámbito rural que es un libro abierto y vivo de la cultura agraria; cinco denominaciones de origen? Y mucho más que tiene que ver con un paraíso de tranquilidad y de medio ambiente natural.

Zamora tiene un enorme potencial turístico y ya es hora de que lo explote. Que así ocurra es responsabilidad de todos: de las instituciones, de los profesionales del sector y también del resto de ciudadanos.