La mili, el servicio militar obligatorio, vuelve a ser noticia en España casi dos décadas después de su desaparición en tiempos de Aznar al frente del Gobierno. No es que sea noticia que afecte a nuestro país directamente, ni mucho menos, pero si a uno de nuestros países vecinos, a Francia, cuyo joven presidente, Macron, incluía en su programa electoral del pasado año, que ganó, el retorno a la tradición de servir a la patria, aunque solo fuese por aquello de si quieres la paz estate preparado para la guerra. Será, la de los franceses, una mili breve, para ellos y ellas, como un servicio social, que se estima suficiente para inculcar en la juventud unos valores y principios básicos de orden, disciplina, autoridad y jerarquía a la vez que para preparar para la defensa y la autodefensa en una época en la que el terrorismo yihadista no deja de amenazar, y los franceses, como los españoles, o los ingleses, lo han sufrido en sus carnes.

En Francia, lo mismo que en España, el servicio militar obligatorio desapareció con el inicio del siglo actual, pero la diferencia es que aquí ni se concibe siquiera que algún partido pudiese llevar una propuesta así entre sus promesas electorales, y encima ganar. Aquí sería todo lo contrario, y ya alguna vez desde el PSOE se ha insinuado vagamente el deseo de cerrar el ministerio de Defensa. Como si no hubiese un Ejército profesional, bien preparado, que forma parte de la OTAN y que está haciendo acto de presencias en tareas humanitarias y estratégicas en aquellos lugares donde se le necesita. En cuanto a Podemos y sus votantes, es conocida su postura antisistema en lo que respecta a asuntos similares. Habrá que esperar a que aparezca alguna encuesta acerca de lo que piensan los españoles, no solo los jóvenes sino todos, respecto a la posibilidad de recuperar la mili como servicio obligatorio al Estado.

Sí que se han producido sondeos sobre este tema entre los franceses y los resultados no han podido ser más rotundos y definitivos, pues un 80 por ciento se manifestaron a favor. Esta visto que los franceses son diferentes también en esto, como en el amor, con su grandes divas, desde la Bardot a Catherine Deneuve enfrentándose a las rabiosas feministas radicales y defendiendo el juego de la seducción y arremetiendo contra el feminismo que incluye el odio a los hombres y al sexo. Por su parte, en el resto de Europa no se expresan tan militaristas, aunque en Alemania más del 40 por ciento están a favor, lo mismo que en los países nórdicos, con Suecia preparando ya la mili para el año próximo, algo que consideran una necesidad imprescindible en este mundo revuelto.

No hay problema, ni siquiera debate en España. La sociedad es consciente de contar con unas Fuerzas Armadas que saben cumplir su misión y velar por los intereses de España como garantes del orden constitucional, por lo que excepto la izquierda con su antimilitarismo rancio a cuestas, como rancio es su anticatolicismo, vería con buenos ojos que se concediese al ministerio de Defensa mayores recursos y se acabase con los recortes que vienen sufriendo desde la crisis. Es lo que ha pedido en la pasada Pascua Militar la ministra Cospedal, incremento ya previsto en los próximos ejercicios.