San Cirilo, patriarca de Alejandría en el siglo V afirmaba que el cordero, según la ley, se entiende como un sacrificio puro e inmaculado; mas los cabritos son ofrecidos siempre en el altar por los pecados. Esto mismo lo encontrarás en Cristo. Pues Él era también como un sacrificio inmaculado, que se ofrece a sí mismo al Dios y Padre en olor de suavidad y que fue degollado como un cabrito por nuestros pecados.

En esta frase se resume el espíritu de un paso de Semana Santa conocido por numerosos nombres, como el Calvario de Cristo, La Lanzada, el Longinos o el caballo de Longinos, perteneciente a la Real Cofradía del Santo Entierro, realizado por el escultor zamorano, Ramón Álvarez, el 18 de enero de 1868, hace exactamente 150 años, el cual salió tapado en un primer recorrido desde la iglesia de San Esteban por las calles zamoranas, para comprobar que podría pasar sin problemas por los lugares marcados en el itinerario oficial en la Semana Santa de dicho año.

Los problemas que se presentaron fueron diversos y hubo que realizar numerosos cambios, entre otros, la realización de un mecanismo para bajar y subir la cruz para que pudiera salir del templo, Longinos debía procesionar trasversalmente debido a la estrechez de las calles por las que discurría el desfile, además el Ayuntamiento prohibió la construcción de miradores en las zonas estrechas para que pasase el mismo y se tuvo que hacer nueva mesa para admitir a más cargadores.

Se bendijo en la iglesia el 6 de abril de 1886, se encendieron fogatas en la plaza de San Esteban y se dispararon diez docenas de cohetes comunes y cuatro docenas de dos y tres truenos.

El diez de abril de 1868, Viernes Santo, a las tres de la tarde, el paso salía por primera vez en su desfile procesional.

En el único evangelio canónico en que aparece la figura de Longinos es en el de Juan. Tras comentar la crucifixión del Señor, añadió que los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz en sábado, día solemne para dicho pueblo, le rogaron a Pilatos que le quebraran las piernas y lo retiraran. Pero le rompieron las piernas a uno de los ladrones y luego al llegar a Jesús como lo vieron ya muerto, no se las quebraron, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.

Y esto sucedió para que se cumpliera la escritura, "No se le quebrará hueso alguno".

Según Réau, dichos episodios, el de la esponja bañada en vinagre y el de la lanzada, fueron inventados por el evangelista para justificar las profecías del Antiguo Testamento.

Para la ley mosaica, en ningún caso se deben quebrar los huesos del cordero pascual, y ese animal es el símbolo de Cristo.

En el Evangelio apócrifo "Carta de Pilatos a Herodes" aparece Longinos, pero nada se dice de la lanzada.

Según Pilatos fue Procla, su mujer, la cual creía en las apariciones del Mesías tras la resurrección, la que se acercó con diez soldados y Longinos, el fiel centurión a contemplar el rostro de Cristo.

Este al verlos dijo, ¿Todavía no me creéis, Procla y Longinos? ¿No eres tu por ventura el que hiciste guardia durante mi pasión y vigilaste mi sepulcro? Y tú, mujer, ¿no eres la que enviaste a tu esposo una misiva acerca de mí?

Así es como se entretejen las leyendas, primeramente, el personaje no tiene nombre, después se le llamó Longinos de Cesarea y por fin llegó a ser santo, tras haber sanado de un defecto en los ojos al caerle la sangre de Cristo sobre la cara, sufriendo martirio en Gabbala (Turquía). Su historia se fue agrandando hasta identificarlo con el centurión que tras alancear a Cristo en la cruz acabó afirmando, "En verdad, este era el Hijo de Dios".

La primera vez que aparece representado de pie, clavando su lanza en el costado de Cristo, es en el Evangelario de Rábula del 586, que se conserva en la biblioteca Laurenciana de Florencia.

En el siglo XIII, Jacopo de la Vorágine, escribió en su Leyenda Dorada, una antología de los santos, la biografía del personaje.

Y su lanza ha sido objeto de culto conservándose en lugares diferentes, siendo las más importantes, la del Vaticano, la de Echmiadzin en Armenia y la de Viena.

Esta última fue un talismán para Hitler que la llevó a numerosos mítines y, tras la caída de su imperio, fue restituida a Austria por el general Patton.

El primitivo paso del Longinos fue reformado por el pintor Roque Pérez debido a su mal estado en 1650.

Se inician los trámites para adquirir uno nuevo en 1652, siendo Mayordomo de la Cofradía Antonio González, y ya aparece el caballo.

Se va deteriorando y sucesivamente se restauran figuras, vestidos pelucas, tornillos, lanza y sabemos que en él estaban ya Cristo, los dos ladrones, la Virgen, San Juan, la Magdalena y Longinos.

En la Junta de 15 de mayo de 1862 se le encargó a Ramón Álvarez un nuevo paso. El presupuesto lo da en 1864 y pide 15.500 reales que se pagarán a plazos desde agosto de 1866 a octubre de 1867.

Se cubre el pago con una suscripción voluntaria de los hermanos de la Cofradía, también se pide ayuda a las autoridades y se realiza una rifa de cubiertos y alhajas que venderá el platero benaventano Policarpo Brocas a la Cofradía.

El modelo del caballo fue un ejemplar llamado, El Enano, perteneciente al tatarabuelo de Pedro Pastor.

Y para el conjunto se inspiró en un cuadro de Rubens de La Lanzada que se conserva en el Museo Real de Bellas Artes de Amberes.

Y por todo ello, este año, cuando se celebra el 425 Aniversario de la creación de la Cofradía del Santo Entierro de Zamora y el 150 aniversario de la primera vez que desfiló el paso de Longinos en la misma, los hermanos de este paso han realizado una serie de actos para conmemorarlo. Destacan, el 1 de diciembre de 2017 la conferencia de Florián Ferrero sobre la figura de Longinos.

El 23 de febrero de 2018 la conferencia de Ricardo Flecha sobre Ramón Álvarez y los talleres de imaginería en el siglo XIX.

El 28 de abril la conferencia de Mariano Zazo Sánchez, sobre Marcas de la Pasión, según la sindone y el santo sudario; sangre y agua.

La realización de una marcha procesional a cargo del director de la banda de Zamora, Manuel Alejandro López Pérez. Y muchos más.

También la edición de un libro conmemorativo sobre el 150 aniversario.

Por eso desde aquí le deseamos ¡Larga vida a la Cofradía!