Cierto sector del independentismo no ha entendido nada de lo ocurrido tras la aplicación del 155. Me atrevo a recomendar a los que nada entienden y aún a los que entienden, la lectura del libro del periodista Ignacio Camacho: "Cataluña, la herida de España". Con la lucidez que acredita a este periodista tranquilo, pausado y tremendamente lúcido, gracias a su libro podemos profundizar en la "descomunal patraña convertida en arma de destrucción masiva mediante el adoctrinamiento pedagógico y la perfecta aplicación del manual de propaganda populista".

Parte de esa patraña son los Mossos d'Esquadra, los grandes desleales, los grandes traidores. Si el flaco Estado español no hubiera transferido la Seguridad cuan mejor se solucionarían ciertos problemas. Dejaron a Cataluña desprovista de estructuras propias del Estado, vaciando de Guardia Civil y Policía Nacional las grandes y pequeñas ciudades y ahí están las consecuencias. También ANC y Omnium han jugado un papel decisivo en la monumental 'patraña', creando en la sociedad catalana la atmósfera más propicia a los intereses del independentismo. Los líderes de ambas plataformas, los Jordis, hoy en prisión, se implicaron personalmente.

Ha habido un intento de bajada de pantalones, de engaño al juez que, afortunadamente no les ha funcionado. Esta gente no abandona y ya sea en 'directo' o en 'diferido' siguen moviendo los hilos del esperpento. La ANC, ajena a todo lo ocurrido, exige, que no pide, al futuro Gobierno de la Generalidad, reforzar los Mossos d'Esquadra para afrontar futuros choques con el Estado. Esta gente quiere la guerra. Y piden prepararse para ella. No sé a qué espera el Gobierno de España, el Gobierno del señor Rajoy para acabar con cualquier conato de rebeldía. No se puede volver a ofrecer al mundo la estampa que el independentismo busca. España es verdugo, Cataluña la víctima.

La entidad secesionista ha fijado en su particular hoja de ruta "objetivos estratégicos para implementar la República" y para ello no piden otra cosa que reforzar la policía de la Generalidad al considerarla un pilar básico frente al Estado español. Quieren y reclaman "la fuerza pública necesaria y suficiente para garantizar la seguridad de los catalanes en circunstancia ordinarias y en situaciones de conflicto". La inseguridad la propician ellos, el conflicto lo crean ellos, pero avisan a sus seguidores para que estén preparados en casos ordinarios y extraordinarios. El problema no es que lo creen ellos, que también, es que el problema son ellos. Sus seguidores, en plan borrego, secundan, jalean y aplauden estas y otras cuestiones sin tener en cuenta el cerco judicial, la deserción masiva de líderes independentistas, la negativa de Europa en bloque a apoyarles y todo lo que ya sabemos.