Mucho lirili y poco lerele. Ya hace un tiempo que los políticos pusieron el ojo en el casco viejo y desde entonces tienen ideas que aquí ahora yo reflejo. No son mejores ni peores que otras, pero son recientes y aunque sean pocas, salen todas bien calientes.

Que si estamos pensando en un nuevo plan del casco antiguo con dineros de Europa, que si vamos a agilizar el papeleo y a construir bicoca, que si una ayuda para el comercio, que si una reorganización del tráfico, que si un parking, que si la bici, que si el arte en la muralla, que si un parque para los niños discapacitados; vaya!

Pero al final desde Europa nos dicen que no lo sabemos pedir. Los funcionarios, que no funcionan. El comerciante, que cierra antes de abrir. El vecino desafortunado, que sin garaje tiene que huir. El que va en bici, que va por donde no puede ir. Que los muros nobles, los tienen que construir. Y que el parque está listo para niños, lejos de aquí.

Una por una, podemos desgranarlas y llevarlas a la boca, para ver cual está verde, madura o pocha.

Si hace algunos años otros pensaron que el casco antiguo era ese sitio "noble", ahora estos sueñan y creen en viviendas para el pobre. Pero para este cambio en el vivir del barrio no están por la labor ni los que están, ni los que se esperan venir. Además este sueño cuesta y vale mucho dinero y el euromillones no veo que haya estado certero, aunque todos los años lo echamos con muchas ganas de nuevo; rellenamos como podemos el boleto y lo sellamos en el extranjero. Confiamos así, en esquivar la muerte (será cuestión de suerte).

Y mientras ésta llega, vamos a lo seguro; el turismo es presente y futuro ¿y cómo lo tendremos? yo auguro; haciéndonos más visibles al viajero. Empezaremos por ponerles fácil la foto y el paseo; borrando de las instantáneas el molesto coche que queda tan feo. Pero resulta que los comerciantes cogen un cabreo y no entienden como se los quitan de sus calles a cambio de un aseo. Lugares con tan poco tránsito como encanto (San Bernabé o Arias Gonzalo) son ahora cerrados a calicanto y en cambio al lado de nuestros mejores monumentos aparecen aparcados tanto (Iglesia de la Concepción, Parador de turismo o entorno de Santa María La Nueva). En fin, sin molestar demasiado y sin mucho ruido, poco a poco los que quedaban han huido. A la fuerza, los que en ese kilómetro zamorano entre Viriato y la Cuesta, van a comprar el pan, un regalo o a llenar la cesta, acaban cayendo en el parking de San Martín, y si lo piensan dos veces, no vuelven más por allí. Ese pozo, que no es precisamente de petróleo, trae de cabeza a unos y a otros que buscan desesperadamente el momio.

Y es que hoy, el que por allí estaciona, o la "dipu" se lo perdona, o se piensa que esa raya azul es de broma, o que el pintor es un artista, o que la adjudicataria tiene "mucha vista".

Y como hace mucho que aquí no pasa nada, los que llegan a una edad avanzada, ahora son viejos y tienen que marchar lejos. Y alguien tendrá que venir a ocupar su lugar y en urbanismo tendrá que pisar y luchar si quieren su casa modernizar.

Y con el emprendedor es más largo y mucho peor; que se prepare a esperar antes de empezar.

En definitiva que la cosa pinta mal. Pero como no hay mal que por bien no venga, ante la falta de personal y de actividad se despeja la muralla sin mucha dificultad. Y si hay que tirar un muro feo (ciclos Piti) como una arruga de la edad, nos hacemos un "lifti" y estiramos la muralla, aunque no sea de verdad, hasta que parezca que aquello tan singular, nunca debió de pasar.

Guillermo Alonso Muriel