Ha cerrado después de cuatro décadas la revista Interviú, aquella que se hizo famosa por sus portadas de escándalo con artistas desnudas y sus reportajes también de escándalo en muchos casos por la corrupción política denunciada. En sus páginas se ha podido ver como sus madres las trajeron al mundo, pero más crecidas, a refulgentes estrellas españolas, empezando por Marisol, pero sin que faltasen ninguna de las famosas de antaño y de ahora. Primero desaparece Playboy, el clásico de los adolescentes de antaño, y ahora Interviú. Pero se supone que es una buena noticia para la industria de género y el feminismo ultraizquierdista que pretende sustituir la lucha de clases por la lucha de sexos.

Aunque no dejen de protestar. En la entrega de los Globos de Oro, las chicas fueron de negro para protestar por el supuesto acoso sexual denunciado por algunas habituales de Hollywood más o menos, siempre contra productores, directores o actores de cine muy ricos, que los pobres no acosan, y encima hace muchos años, sin que lo denunciasen entonces. Entre las asistentes de luto no faltaba, claro, Penélope Cruz, el icono español de la progresía millonaria. Y no todas fueron de negro, tampoco sino que algunas aprovecharon la ocasión para ir de rojo y luciendo tipazo y desnudeces. Femeninas, no feministas. Lo que nos espera en los Goya y en los Oscar. No paran. Desde el área de Igualdad de la ministra Monserrat se preparaban modificaciones acerca de la función del teléfono de ayuda a las mujeres que se quería ampliar a los hombres, no en cuanto a denuncias de mal trato, es obvio, que las mujeres no maltratan a los hombres, ni mucho menos, a quién se le ocurre, sino para asesorarles en cuanto a temas de divorcio, custodia de hijos, y otras cuestiones, pero de eso no han querido ni oír hablar las de la boyante industria de género, que ya han conseguido que el débil Gobierno se eche atrás, ante la presión cerril de los partidos de izquierda. Y no paran ahí las satisfacciones feministas pues van sacando adelante la mayoría de sus reivindicaciones: por ejemplo, el tribunal de Estrasburgo ha condenado a una empresa española que grabó a cinco cajeras robando, por atentado contra su privacidad. Toma ya.

Claro que no todo son alegrías: el fiscal ha pedido cinco años de cárcel para la andaluza que secuestró a sus hijos para no enviarles a Italia con su padre. Y en Francia han surgido rotundas voces de protesta contra las formas radicales de ejercer ese feminismo de izquierdas agresivo y montaraz que trata de imponer su dictadura y su censura a la sociedad. Más de un centenar de mujeres artistas, escritoras e intelectuales han hecho público un duro manifiesto a favor de la libertad de los hombres. Y no son unas pelanas sino famosas y prestigiadas muchas de ellas, como Catherine Deneuve, que las lidera. No se sienten representadas, han dicho, por un feminismo que adquiere el rostro del odio a los hombres y que está impartiendo una justicia sumarísima por compartir un flirteo, que no es ningún delito, o por muestras de galantería que no son ninguna expresión machista. Lo mismo han dicho actrices españolas, como Concha Velasco, Ana Obregón y otras, que nunca tuvieron semejantes problemas.