Poco antes de finalizar el año, una iniciativa ciudadana surgía con fuerza a través de las redes sociales: la petición de un tren madrugador que permita llegar desde Zamora a Madrid está cerca ya de conseguir las 10.000 firmas en la plataforma Change.org. La ecuación planteada por el ciudadano que inició la cadena es bien simple y real: Zamora es el sitio perfecto para vivir, pero el empleo es escaso y precario. Cada vez más negocios dependen de la relación directa con Madrid de la que el tren nos separa poco más de una hora. Menos de la distancia que recorren diariamente quienes residen en los alrededores de la capital española para acudir a sus puestos de trabajo. Ese tiempo se reducirá aún más a partir de que por las vías zamoranas circule el AVE en lugar del Alvia que lo hace ahora, un tren completamente modernizado capaz de superar los 300 kilómetros por hora. Madrid a menos de una hora, tal y como pronosticaban dos décadas atrás quienes apostaban por el trazado hacia Galicia a través de la provincia zamorana: la ruta más corta en tiempo y distancia rompe definitivamente el secular aislamiento de la situación geográfica zamorana.

En todo este tiempo pasado, pocas cosas se han hecho para afianzar ese hecho desde el punto de vista del empleo. Se ha fiado todo al turismo, cuando el nicho de negocio tanto para la ciudad como para la propia Renfe se encuentra en las posibles empresas que pudieran adherirse al sistema de bonos que en su día sacaron del ostracismo a ciudades en situaciones similares a la de Zamora, como Ciudad Real.

Desde entonces hasta ahora los servicios de tren, que llegaron a reducirse a dos convoyes por día, se han ido ampliando. Actualmente son seis los que cubren el servicio en cada trayecto. Se demandó un tren a primera hora, que es el que sale ahora a las 8.50 procedente de Galicia. Sigue en pie la protesta de la patronal de hostelería que reclama que se amplíe la oferta de billetes con destino Zamora dentro de los cuatro diarios que conforman el servicio de sábados y domingos. Pero lo cierto es que, a día de hoy, y con los horarios en la mano, tienen mucho más fácil el desplazamiento desde Madrid a Zamora que viceversa, ya que el primer tren que hace el recorrido en dicho sentido sale a las 7.15 de la mañana y el último regresa a las 21.08 de la noche. Sería ideal, de no ser que, en jornada laboral, son menos los que hacen ese trayecto porque el empleo sigue siendo un bien escaso en la provincia. Una vez más los datos evidencian una situación extrema: en el mejor mes de diciembre para el empleo desde 2008 para todo el conjunto del país, Zamora es una de las escasas provincias donde se destruyeron puestos de trabajo, la única de la región castellano leonesa. En el dato global que reflejan las mismas estadísticas estatales, con mil desempleados menos y 800 cotizantes más que al terminar 2016, pesan como una las 3.000 personas restadas del nuevo padrón de habitantes. Eso hace que no puedan alzarse las campanas al vuelo y hablar de creación de empleo neto.

La iniciativa lanzada desde change.org pone el dedo en la llaga: ¿Y si la disposición de más trenes desde Zamora sirviera para que la población fijara aquí la residencia aunque tuviera que desplazarse a Madrid a trabajar, al menos mientras no se genere inversión que dé la vuelta a la precariedad actual? Zamora ofrece ventajas indiscutibles en cuanto a calidad de vida. Una ciudad pequeña pero con servicios esenciales de calidad como la educación, un entorno seguro donde la preocupación por el cuidado de los más pequeños y los jóvenes se reduce sustancialmente con respecto a una gran urbe, donde atender a los más mayores también requiere un esfuerzo menor en comparación. Un coste de la vida radicalmente inferior, con el acceso a la vivienda más asequible, donde un sueldo medio de los que se perciben en una empresa de la gran ciudad puede estirarse y con posibilidades de ocio y de cultura a precios más bajos sin renunciar por ello a la calidad de la programación que hoy ofrecen teatros, cines, conciertos?Tampoco hay contaminación ni grandes caravanas que impidan disfrutar de un fin de semana en plena naturaleza.

Contar con esos mismos horarios desde Zamora a Madrid sería una herramienta a favor de la provincia si entre las seis conexiones se incluye un tren a hora más madrugadora. El de las 8.50, si no hay retrasos, no llega a la capital española hasta las 10.20 de la mañana, demasiado tarde para acudir a trabajar, siendo la zamorana la única provincia de Castilla y León que no dispone de un tren antes de las 8 de la mañana. El último convoy sale de Chamartín a las 18.50 horas. También sería necesario contar con una salida después de las 20 horas como lo tienen ciudades vecinas como Valladolid o Salamanca. Las posibilidades de movilidad que ofrece el tren de alta velocidad pueden ser una herramienta estratégica en esa lucha contra la despoblación tanto para impedir que siga la sangría como para atraer a otras personas que, simplemente, quieran vivir mejor y solo a una hora de su centro de trabajo. La cuestión de la distancia se mide también en tiempo psicológico. Un madrileño medio sabe que se enfrenta a una maratón de transporte urbano cada vez que se levanta por la mañana y que no volverá a su hogar hasta muchas horas más tarde. ¿Por qué no aspirar a ser una ciudad dormitorio privilegiada? Calidad de vida. Esa es la oferta que tiene que hacer llegar Zamora a los posibles pasajeros del AVE con destino en un puesto de trabajo en Madrid. Y quizá sirva, también, de semilla para futuros empleos en la provincia.