Hoy es el día. Mañana la gente estará pendiente del sorteo del gordo. Pero hoy lo que manda es, no ha dejado de ser, Cataluña, esa histórica región española que nunca fue nación, y a la que algunos, la mitad de su población más o menos, quisiera convertir en país independiente a su mayor y personal gloria y riqueza, una quimera absurda, una distopía a la que la ley y la realidad han puesto en su sitio, sin que se les permita ya dar un paso más en tan disparatado camino. En el otro lado, el opuesto, otros tantos, también la mitad de su población, más o menos, de catalanes sensatos, que aman su tierra y aman España considerándose lo que son: españoles y catalanes, o catalanes y españoles, pero renegando rotundamente de cualquier movimiento separatista pues solo quieren que todo siga como ha estado siempre y como siempre estará, por mas que se empecinen los alucinados cabecillas del nacionalismo.

Los votos van a decidir en cuestión de horas. Los sondeos y las encuestas ya quedan atrás. La participación puede ser importante y hasta decisiva, especialmente para los partidos que representan la Constitución y la ley, el rechazo al intento de secesión. PP, los socialistas del PSC, y C´s contarán con el apoyo de los catalanes que no quieren ni oír hablar del sentimiento independentista que ondean Ezquerra, JuntXCat y la CUP. Puede que estos ganen, como está pronosticado, pero igualmente puede ser que surja la sorpresa total, el milagro, y que se acabe la pesadilla secesionista. En cualquier caso parece ser que la diferencia será escasa y que no habrá mayoría absoluta en ninguno de los dos bloques. Lo malo es que a los separatistas, probablemente, les sería más fácil conseguir los escaños ajenos suficientes para volver a hacerse con el gobierno autonómico y volver, por tanto, a las andadas, de una u otra manera. Aunque advierte el Gobierno que de ser así, se volvería a aplicar el articulo 155 con mayor contundencia.

Ya solo queda esperar. La candidata de C´s, Inés Arrimadas, puede ganar pero otra cosa distinta es que pueda llegar a presidir la Generalitat a no ser que cuente con una mayoría absoluta detrás. Pero del socialista Iceta, dispuesto a llegar a tocar poder al precio que sea, nadie se acaba de fiar. Y el PP suma bien poco a la hora de los votos. Claro que entre los secesionistas tampoco parece existir demasiada confianza, por mucho que intenten disimularlo con bravatas políticas y brindis al sol por lo que ellos llaman la republicana catalana, en sus mitines. El fracaso del plan golpista y la cárcel o la fuga de sus gobernantes, han limado una moral que pretenden insuflar desesperadamente en el ámbito separatista. A lo que no ayuda la desunión entre sus líderes. Junqueras, desde la prisión, dijo que él no se escondía, y desde Bruselas le ha replicado Puigdemont que no se esconde y que además es coherente. Lo normal es sin embargo que no haya problemas entre ellos, porque saben que se necesitan. Y siempre van a tener a mano, presumiblemente, el comodín de En Comú-Podemos, con pactos y compromisos por medio dado que la coalición de Colau e Iglesias no se pronuncia, de entrada, por el separatismo. La falta de acuerdos y de mayoría absoluta, llevaría a seguir con el 155 y repetir elecciones. En horas se sabrá.