Pequeño por fuera pero grande por dentro. No se trata de una adivinanza, sino de uno de los últimos libros del conocido escritor madrileño Pablo d'Ors, quien, además, es consejero cultural del Vaticano por expresa designación del Papa Francisco. Pues bien, este texto no puede decir más en tan poco espacio (112 páginas). Será por ello que "Biografía del silencio" ha llegado a convertirse en un significativo fenómeno editorial. Un estupendo y útil regalo para estas fechas navideñas.

No es difícil constatar que una gran mayoría de nuestros contemporáneos sufre dramáticamente una sed tal (y no precisamente de agua física) que le lleva a vegetar o a sobrevivir en la superficie de las rutinas, sin objetivos ni horizontes hacia los que encaminarse. Urge hoy especialmente acudir a beber de la fuente cristalina de "la meditación perseverante que nos concentra, nos devuelve a casa, nos enseña a convivir con nuestro ser, agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva. Meditar es asistir a este fascinante y tremendo proceso de muerte y renacimiento" (pág. 94). Si solemos actuar con inteligencia planificando nuestro trabajo, las vacaciones o las finanzas, ¿por qué no organizarnos también para crecer en nuestra interioridad? Ese cultivo de nuestro "espíritu"" traerá, con toda probabilidad, frutos externos; porque creceremos integralmente como personas en todas las dimensiones de nuestro ser: descubriendo y reduciendo nuestras resistencias y distracciones, aprendiendo a esperar y perseverar, asombrándonos y gozándonos de las cosas del día a día, alcanzando la felicidad dentro de nosotros sin despilfarrar tiempo y energías en "flores de un día", creciendo en esa unidad de vida entre lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos, sabiendo sonreír ante los problemas y aprovecharlos como oportunidades del destino, explotando el gran potencial transformador que llevamos en los genes.

A todo ello y mucho más apunta con gran sentido común nuestro autor. Quizá para quienes ya están avanzados en la práctica de la meditación estas páginas no descubran grandes revelaciones. Pero estoy seguro de que se agradecerá igualmente el realismo, la positividad y el gran sentido común de nuestro autor; máxime en esta época donde no siempre ese sentido común es el más común de los sentidos. Nada que ver, por tanto, el testimonio y la aportación personal de esta y otras obras de d'Ors con esas montañas de literatura inspirada en la nada inocente Nueva Era o esos otros libros baratos de autoayuda, tan de moda en los últimos decenios.