Llevar unos tirantes con la bandera de España o como en mi caso, la bandera de España colgada al cuello con la fecha de mi primera jura de bandera en Madrid, en la Guardia Real, el 14 de septiembre de 2007, no es razón para morir. Algún que otro insulto sí he recibido por esta circunstancia que me enorgullece, más concretamente me han llamado y me llaman facha, como de costumbre, pero no creo que me vayan a agredir por eso aunque, nunca se sabe. Los fanáticos abundan. De ese jaez debe ser un tal Rodrigo Lanza Huidobro, muy amigo de Pablo Iglesias y de Ada Colau, presunto asesino de Víctor Laínez, ese hombre que se cruzó en su camino en Zaragoza y al que presuntamente mató sin contemplaciones, después de tildarlo de facha, por llevar los tirantes que sujetaban sus pantalones con la bandera de España. Conmigo se pueden cebar, porque yo no oculto la bandera que llevo al cuello ni en invierno ni en verano.

Parece ser que llevar los colores de la bandera de España constituye para algunos una provocación con el consiguiente resultado de muerte. Tremendo. Ese episodio me recuerda la "Kristallnacht" o Noche de los Cristales Rotos cuando se llevaron a cabo una serie de linchamientos y ataques combinados contra los ciudadanos judíos, ocurridos en la Alemania nazi la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, mientras las autoridades alemanas miraban sin ver, decidiendo no intervenir para que fuera considerado como una reacción espontánea de las tropas de asalto de las SA y la población civil.

Aquí no hacen falta tropas de asalto que ahora intervienen desde las redes o gobiernan algunas instituciones desde las que jalean y alientan ciertos comportamientos. Aquí sólo hizo falta el concurso de un okupa de origen chileno, asentado en Barcelona, ciudad en la que por cierto fue condenado junto a otros desubicados como él por dejar tetrapléjico a un guardia urbano a causa de una pedrada, en el año 2006. Es por lo tanto reincidente. Cuan poco vale la vida de los ciudadanos en esta España tan plural, en la que los que matan están en la calle y las víctimas en el cementerio. Entre los de origen chileno como Lanza y los de origen argentino como Echenique que vienen a meter cizaña, cosa que en sus países de origen no pueden hacer, lo llevamos crudo A ver si Macri y Bachelet los reclaman por la vía diplomática y se los llevan para nunca más volver. Por cierto, respeto absoluto para los ciudadanos de bien argentinos y chilenos que están en España.

Ada Colau no tuvo escrúpulo alguno en llamar "víctima" a Lanza Huidobro y defenderlo reiteradamente en las redes sociales cuando el asunto de la pedrada que dejó tetrapléjico al guardia urbano.