En Zaragoza, un hombre ha sido asesinado por lucir los colores de la bandera de España en sus tirantes. Es el odio y la violencia, la maldad, que se está enseñoreando de la sociedad. El presunto homicida es un chileno, antisistema, antifascista, antitodo, que ya estuvo siete años en la cárcel por dejar tetrapléjico a un agente de policía municipal tras una salvaje agresión. Aquí ya se sabe que cualquiera que no sea de extrema izquierda, y más si es de derechas y patriota, pasa a ser un fascista, y eso de la boca o la pluma de comunistas o anarquistas pongamos por caso. Encima, el fallecido era un ex legionario, así que la muerte no es que haya pasado desapercibida, no, tampoco, pero ni punto de comparación con la que se hubiese armado si el muerto llega a ser alguien de ideología distinta o en cuyos tirantes figurasen los colores de la estelada. En la sesión de control del Congreso, nadie tocó el asunto, hasta que fue el portavoz de C´s el que denunció el hecho, condena a la que después se unió el Gobierno.

Detalles como estos están haciendo crecer al partido de Rivera, a quien se da como posible ganador en las elecciones catalanas del día 21, aunque no consiga gobernar, pues las encuestas, salvo la del CIS siguen apuntando al triunfo independentista, un viaje de ida y vuelta para el que no se necesitaban alforjas. Pero si consigue desprenderse de sus contradicciones y vaivenes, si deja de parecer a veces el báculo del PP, puede que tenga bastante que decir en las próximas elecciones generales, que aun dependiendo de lo que ocurra en Cataluña, tendrán que ser convocadas antes de lo que Rajoy quisiera. Y lo mismo, y es una novedad, la derecha de Vox, que empieza a sonar, pese al boicot que sufre, por lo fácil que conecta con la gran masa conservadora de la población. No es solo que no quieran autonomías, lo mismo que muchos españoles, es que han dado la cara en Cataluña, pese a no presentarse a los comicios, se han personado como acusación particular contra los cabecillas de la sedición, y ahora han pedido al Supremo que vuelva a encarcelar a los liberados y a la ex presidenta del Parlament por cuanto, manifiestamente, están incumpliendo su acatamiento al 155 y al orden constitucional, y también se han personado en el caso del ex legionario asesinado.

Los demás, todos, Gobierno incluido, sin levantar la vista del suelo, presos de lo políticamente correcto. Y de nuevo, los independentistas se envalentonan y vuelven donde solían. Los de Ezquerra anuncian que abrirán otra vez sus embajadas y repondrán a Trapero en el cargo. Desde la cárcel, su líder, Junqueras, exige diálogo a Rajoy. Pero ¿quien es este para exigir nada?. En Bruselas, Puigdemont pide explicaciones de porqué el y su amigo Iglesias, el de Podemos, que ya no sabe si mata o espanta, han sido amenazados por un hombre, desde un tanque, en un video. Uno que dicen que es actor, y va en una lista electoral, ha llamado mala puta desde el estercolero de las redes antisociales a Inés Arrimadas, la candidata de C´s. Y el que faltaba, el socialista catalán Iceta, solicitando ya el indulto para los golpistas, a ver si le apoyan a llegar a president de la Generalitat. Triste panorama el que se avecina.