El titular puede inducir a engaño. O no ajustarse estrictamente a la realidad. Las palabras no son tramposas. Los tramposos somos nosotros al usarlas a nuestra conveniencia, muchas veces en contra de su propia esencia. Lejos de disminuir, este fenómeno, el de las palabras embusteras, se va incrementando a medida que la sociedad se hace más "progre", más "moderna", más políticamente correcta para no herir sensibilidades y ceñirnos a la hipocresía reinante.

Uno lee los periódicos, escucha la radio, ve la tele, oye, aunque en ocasiones le resbalen, declaraciones y declaraciones de supuestos próceres y gerifaltes y se queda anonadado. Anuncian malas noticias con frases rimbombantes, camuflan desastres con expresiones que parecen sacadas del saco de los ditirambos, dejan caer pesadillas en medio de un torrente de ambigüedades y pasan por encima de cualquier noticia que pueda dañar su hipotética buena gestión o su rebuscado y etéreo prestigio. En esas lecturas, audiciones y seguimientos a que antes me refería se encuentran auténticas perlas. He aquí algunas:

-ESTACIÓN TELEMÁTICA.- Un "maravilloso" hallazgo de ADIF, Gobierno y demás. El pasado jueves, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, inauguró nominalmente (aun no funciona) la estación del AVE en Medina del Campo, clave en el trayecto Madrid-Galicia que cruza Zamora. Todo, claro, fueron elogios para las nuevas instalaciones, su funcionalidad y su importancia no solo para el tramo citado, sino también para el enlace entre la capital de España y Salamanca. Ministro, delegada del Gobierno y autoridades varias resaltaron, con orgullo y autocomplacencia, que la de Medina era la primera estación ferroviaria española "totalmente telemática". ¡Oh, admiración!, ¡oh avances técnicos!, ¡oh ingenio de la humanidad! Gran invento, sí señor, esto de la telemática. Pero, en verdad, en verdad, ¿saben qué quiere decir esto de "totalmente telemática? Pues, sencillamente que no habrá ni un solo trabajador, que los billetes los expenderá una maquinita, eso sí muy telemática. Nada de empleo humano. Botones y cacharros. Ya digo, el progreso. Claro que vendido así parece otra cosa.

-CRECIMIENTO NEGATIVO.-¿Ustedes han visto alguna vez un crecimiento negativo? O se crece o se decrece. O se aumenta o se merma. (También puede estar la cosa estable, obviamente) Yo lo aprendí así y sigo creyendo que por ahí va lo racional y el sentido común. Estaba equivocado. Soy un atrasado, un cavernícola. Ahora, si el empleo decrece, es que crece negativamente. Si merma la hucha de las pensiones, es que crece negativamente y, por tanto, no hay que alarmarse; mientras crezca?Todo crece, que es más presentable que decir que algo baja. Lo curioso es que cuando algo crece de verdad no se dice, como correspondería, que "decrece positivamente". No. En ese caso solo se habla, a secas, de crecimiento, sin adjetivos, ni añadidos, ni componendas. O sea, que se hacen trampas con las palabras según y cómo. Otro descubrimiento revolucionario.

-POBREZA ENERGÉTICA.- Estamos casi en invierno y hemos pasado unos días duros, con nieblas, heladas, cencella, frío? ¿Frío ha dicho usted? Mentira; ya no existe el frío. Ahora hay pobreza energética. Me imagino la reacción de gentes ateridas y sin calefacción cuando oigan eso de que "tantas familias viven en la pobreza energética". ¿Cómo que vivimos en la pobreza energética? Lo que estamos es pasando más frío que un cubano en la Antártida, y eso de "vivir" habría que discutirlo, que tengo dos arrobas de sabañones en cada oreja. Y uno se pregunta: ¿cuesta tanto trabajo, tanta vergüenza política, reconocer que la gente pasa frío?, ¿O alguien cree que con decir "pobreza energética" ya se calienta el personal?

-CAJA "B", DINERO NEGRO.- Las cajas no son, en sí mismas, ni A ni B ni el abecedario entero. Y el dinero, como el vino de Asunción, ni es blanco ni tinto ni tiene color. Pero, claro, es duro decir caja de lo robado, caja de lo estafado, dinero chorizado, dinero afanado. No es lo mismo asegurar que fulano o el partido tal tiene una caja B con dinero negro que proclamar que existe una caja ilegal y sucia con pasta birlada a los ciudadanos. Cambia mucho. Lo primero es más suave. Lo de B y negro suena a matices. Lo de choriceo, birlar, timar, robar adquiere otra dimensión y suele cabrear más a la tropa.

Hay muchísimos más ejemplos. Así que si ustedes topan con alguien que les viene con palabras tramposas, adviértanle: "Háblame en cristiano que, digas lo que digas, no me voy a enfadar más: ya vengo cabreado de casa".