Qué mundo le estamos dejando a la gente joven? ¿Qué puede hacer un niño que se ha criado entre valores tradicionales y se enfrenta a una realidad llena de engaño, mentira, corrupción y violencia?,

La nueva moralidad ha dado paso a una técnica distendida que ensancha también los valores morales, a veces parece que los triunfadores lo son, porque fueron más listos o más corruptos que el resto y los perdedores lo no son, por su mediocridad y falta de criterio, lo son porque se dedicaron a defender sus valores y no al beneficio monetario.

Tirar de la moralidad parece el pan nuestro de cada día, mientras actuamos vamos justificando nuestro desmerito con banalidades como un mejor coche o más calidad de vida pero la realidad es que gira en torno al dinero y no entorno a los méritos.

Los niños han sido los más afectados, se impone la violencia en la escuela, el trato desigual y discriminatorio con los más débiles, la falta de solidaridad, empatía y respeto se instaura en la infancia y en la adolescencia, se pasa a la calle y de ahí a la sociedad. Las reacciones surgen tempranamente, los jóvenes que no toman el camino de la indiferencia, se convierten en radicales, reformistas y es así como nacen los movimientos de todo tipo manifestándose por causas diversas, revelándose ante la injusticia, la desigualdad o la corrupción. Lo que todo ese malestar nos muestra, es una sociedad enferma.

El activismo surge como un acto de rebeldía contra la indiferencia de la sociedad, es un grito que expresa lo que la gente siente como injusticia, como decadencia o como la búsqueda de un mundo mejor. La manifestación popular no violenta, reivindicativa debe ser respetada por las autoridades, es el sentir de un colectivo que se revela ante la realidad que choca con sus ideales y expectativas. La violencia no puede ser la respuesta al activismo.

Nadie es indiferente a la violación sistemática de los derechos fundamentales, especialmente los más jóvenes, los que tienen menos prejuicios, los que no tienen nada que perder, son los que dejan todo en el camino por defender a los más débiles ante las injusticias. El activismo bien entendido, protege y rescata, previene y señala, gestiona y se atreve a denunciar la corrupción, la injusticia.

Me permitiré nombrar algunos jóvenes activistas, modelos en sus diferentes países por su lucha contra la injusticia y la corrupción - aún a costa de su seguridad - no dudan en denunciar y seguir una línea contra las lacras de la sociedad donde viven, ejemplo y testimonio que no debemos ignorar.

Rosa María Payá, lidera el movimiento "Cuba Decide", donde lucha por instaurar la democracia en su país sometido a régimen castrista durante décadas. Su campaña se centra en lograr que se celebre un referéndum, que logre hacer una transición pacífica del régimen castrista a una democracia real.

El sirio Abdalaziz Alhamza desde el exilio denuncia las atrocidades sufridas por su pueblo sometido al yugo del llamado Estado Islámico (EI). Su lucha desde el movimiento Raqqa is Being Slaugthtered (RBSS), del cual es cofundador y portavoz; para él, el periodismo ciudadano ha resultado ser una poderosa herramienta pacifica para denunciar y luchar contra el EI.

Por su parte, la ucraniana Yulia Marushevska, publicó en 2014 unos videos explicando la corrupción los sobornos, las elecciones fraudulentas y la censura a la prensa, dicha denuncia desencadenó el movimiento Euromaidán, que terminó logrando la salida del presidente Víctor Yanukóvich. Marushevka ha liderado desde entonces un movimiento anticorrupción en su país. Aunque reconoce que expone su vida, el activismo es su bandera y su forma de luchar por un mundo mejor.

Nadie ignora el flagelo que representa la droga en los países que la comercializan o producen: la mafia, el crimen organizado y con ella la violencia extrema y la corrupción se instauran en ellos. En México, Lisa Sánchez, joven activista, centra su lucha contra droga en fijar el foco de atención en la salud pública, más que en los aspectos criminales que lo rodean. Centra toda su actividad en el problema sanitario, desde la dirección de la Comisión Internacional para el Control del Abuso de la Droga de la OEA, donde trabaja.

Confirmando la tesis debemos mencionar al tristemente célebre Pablo Escobar, capo de la droga, señor del mal, asesino querido y temido en la misma proporción, el miedo y la corrupción le convirtieron el hombre de moda, de él dependían directamente miles de personas indirectamente cientos de miles, pero los perjudicados por los efectos de la droga se cuentan en millones, no logro entender la razón por la cual aún le idolatran, debemos condenarle.

La alternativa a la agudización del mal es el activismo, entendido como la respuesta personal ante la degradación moral del entorno, es una lucha individual que lidera movimientos y banderas que tratan de hacer de éste un mundo mejor.

En el mundo donde todos queremos vivir, debe reinar el respeto y la dignidad humana, los valores deben ser la Bandera que nos represente, no el dinero, bien lo dijo Don Edmund Burke "Para que el mal triunfe, solo es necesario que la gente buena no haga nada?"