Año de 1552, se desposó la Princesa doña Juana, hija del Emperador Carlos V, con el príncipe don Juan Manuel de Portugal.

El domingo 11 d enero acudieron a la ciudad de Toro lo más selecto de la nobleza castellana y del vecino país de Portugal para presenciar el enlace matrimonial y participar en los numerosos festejos que se celebraron en honor de la regia pareja.

Tan fastuosas fiestas duraron más de una semana. Después de los bailes de cada día, así como de las músicas y danzas con que amenizaron el acontecimiento, llegó el domingo siguiente y se celebró una JUSTA real, y el Príncipe de una parte con los caballeros que escogió, y Rui Gómez de la otra parte, que llevó a don Diego de Acuña, que quebró treinta y seis lanzas, excepto dos que erró porque corrió contra Su Alteza y dio a don Fadrique, hijo del Conde de Alba, un encuentro que le rompió la tarjeta y todos pensaban que lo había matado, porque le atravesó entre el arnés y la librea media asta.

Finalmente, de ambas partes se hizo valerosa exhibición y sacaron muy costosas libreas a sus padrinos y a sus criados, y los premios que ganaron, como buenos justadores, los enviaron con toda la pompa y música del mundo a sus damas.

Acabadas las justas, ya muy tarde, hubo unas mascaradas de los mismos justadores en palacio, vestidos de blanco y sus máscaras y hachas blancas ardiendo, y el príncipe delante, sacó a la infanta de la mano y danzaron de la misma manera que los demás caballeros con sus damas.

Fueron muchos los fastuosos detalles de lo acontecido en aquellas fiestas, que las crónicas dicen que fue lo mejor que nunca se hizo, porque todos los grandes de España se congregaron en Toro.

Juana de Austria era la tercera hija del Emperador Carlos V y de Isabel de Portugal y había nacido en Madrid en el año de 1535. Se casó con el heredero del trono de Portugal, el infante Juan Manuel, con el que tuvo un hijo, el futuro rey portugués Sebastián I. Tras la muerte de su esposo, en 1554, regresó a España para ocupar el cargo de gobernadora de los reinos, mientras durase la ausencia de su hermano Felipe II el cual se marchó a Inglaterra para casarse con María Tudor.

En 1560, doña Juana fundó en Madrid en Convento de las Descalzas Reales, lugar al que se retiró para apartarse de la vida de la Corte.