F inalmente, y como se temía, la causa contra los golpistas catalanes, unos en prisión y otros en libertad en Cataluña y Bruselas, ha pasado a depender por entero del Tribunal Supremo. Precisamente, lo que ansiaba el simplón y previsible Gobierno, que no quiere que haya mártires en la fecha ya tan cercana del 21de diciembre. Se piensa, pues, que para esa fecha Junqueras y los suyos estarán en la calle, lo mismo que lo están ahora Forcadell, la ex presidenta del Parlament, y los otros aforados. En cuanto a Puigdemont, todo puede ocurrir, pues el tipo no es mas que un pelele, como le ha calificado Putin, desde Rusia, pero tampoco extrañaría ya a nadie que acuda a la mesa electoral en Gerona y hasta con escolta, no se sabe si belga o española, porque ha pedido protección policial a Bélgica incluso si viene a España, donde aparece como cabecera de cartel de la antigua Convergencia, convertida ahora en PdeCat pero que no se presenta a los comicios como tal dado su profundo hundimiento en las encuestas, sino como una coalición electoral, Junts X Cat, junto a un desconocido Partido Democrático Europeo de Cataluña, tratando de rebañar votos y escaños.

Difícil lo va a tener, porque todo apunta a que Ezquerra Republicana, que se ha hecho con el mando entre los independentistas, será el primero entre los suyos y puede que entre todos, lo más seguro según los sondeos, a no ser que C´s, los de Rivera, que gozan de confianza entre los catalanes no separatistas, sea capaz de dar el vuelco a los pronósticos y se imponga. Por si acaso, los miembros del cesado Govern a los que la juez Lamela metió entre rejas han pedido a la justicia su libertad pese a estar imputados en gravísimos cargos, aduciendo su acatamiento al artículo 155 de la Constitución, se supone que para poder hacer campaña y hacerse la foto votando, conscientes de la misma manera de que justo por ahí pasa el talante y el talento de Rajoy. Pero, claro, su asumir el 155 no implica su renuncia a la delirante idea del secesionismo y la república catalana.Y no dejan de proclamarlo por más que luego se apresuren a matizar lo de los medios legales para lograr su obsesión, como si fuese admisible y posible que por medios legales se pudiese conseguir algo ilegal.

La inmensa mayoría de los españoles lo que quiere es que todos sigan en la cárcel, que eso es lo justo, lo que corresponde, incluido Puigdemont al que se supone que habría que detener y enchironar en cuanto pise España, pues dudoso es que Bélgica lo vaya a extraditar el próximo día 4. Y no solo ellos sino también Forcadell que como cabía esperar no ha respetado para nada su aceptación de la Constitución ante el juez del Supremo y va en la lista de Ezquerra, partido que como ha dicho su secretaria general, Marta Rivera, mantiene por entero su ideario y sus fines independentistas. Lo cual ya sería motivo para que esta candidata, que sigue a Junqueras en la lista, fuese igualmente a prisión dada su implicación en la rebelión y en la organización del referéndum. Pero nada de esto va a ocurrir previsiblemente y todo discurrirá por los cauces políticamente correctos, o sea: la marca España.