Son las diez de la mañana en el pequeño pueblo de San Cristóbal de Aliste, las campanas del pueblo tocan a muerto; un vecino sale a la puerta y pregunta "¿quién ha sido ésta vez?" mientras le siguen las ya habituales frases de "es ley de vida", "es lo que tienen éstos pueblos de por aquí" y muchas otras desesperanzadoras.

La despoblación en el medio rural y más aún en la zona de Aliste, es un gran reto que debemos asumir los alistanos, pero con ayuda de los organismos públicos.

No solo las personas con cargos institucionales deben tomar nota, sino los alistanos debemos arrimar el hombro, así, gestos como el empadronamiento en los pueblos, el participar en la actividad municipal ayudando en la medida posible, ayudando a los comercios y empresas locales, puede hacer más atractivo y fácil el impulso de los ciudadanos a poder quedarse en los pueblos.

Las instituciones, por su parte, deben reflexionar sobre la forma de solventar el problema de la despoblación que muchas veces se encuentra en soluciones no tan costosas. Acelerar los procesos de concentraciones parcelarias, mejoras en el acceso a internet, facilitar los trámites burocráticos para creación de empresas o actividades agrarias, pueden en muchos casos, no ser tan costoso para las Administraciones, pero sí una buena medida para frenar la despoblación.

Personalmente, me gustaría que supiéramos aprovechar los recursos de nuestro territorio y podamos potenciarlos. Eso podía ser un gran paso para que los alistanos puedan quedarse a vivir en nuestros pueblos con calidad, de esa forma no nos tendríamos que ver obligados a pedir limosna en servicios fundamentales como la sanidad, la educación, o los que se puedan ver perjudicados por la desdichada despoblación. Aliste tiene aún mucho que aportar en la sociedad y muchas actividades por desarrollar, sólo debemos profundizar, ser consistentes y creativos. Necesitamos rejuvenecer esta zona, hay muchísimos negocios por explotar y ahora la comercialización es mucho más fácil, así lo han demostrado por ejemplo en el campo de la micología, de hostelería, de la apicultura o recientemente en el caso de la resina.

No nos quedemos de brazos cruzados mientras la muerte acaba desbrozando las pocas almas que quedan, que unos más y otros menos podemos hacer algo útil sin quedarnos de brazos cruzados esperando que alguien lo haga por nosotros. Y hagamos posible que dentro de unos años cuando toquen las campanas "por ley de vida", lo sigan haciendo porque aún hay gente que pueda tocarlas por nosotros.

Santiago Moral