Alfonso I, apodado "El Católico", fue rey de Asturias entre los años 739 y 757; era yerno de Don Pelayo, puesto que estaba casado con su hija Ermesinda.

Proclamado rey de los astures entre julio y noviembre de 739, con este rey se intensificó la labor de la Reconquista. La sublevación de los "Bereberes" provocó la huida de los árabes que se habían asentado en Galicia, hecho que fue aprovechado por el monarca para ampliar las fronteras de su reino, anexionando Galicia y el norte de Portugal y emprendiendo campañas devastadoras contra zonas ocupadas por los musulmanes. La "Crónica de Alfonso III" describe la ampliación de las fronteras del reino de Alfonso I diciendo: "La osadía de los enemigos fue siempre aplastada por él (Alfonso I). Éste, en compañía de su hermano Fruela, avanzaba con su ejército, tomando por la guerra muchas ciudades"; entre ellas estaba Numancia, que ahora se llama Zamora.

Las incursiones militares de Alfonso I "El Católico" sobre las tropas de Alcama dejaron vastas zonas de la provincia zamorana devastadas y desiertas de población en lo que históricamente se denomina "Desierto del Duero". Recupera Benavente y hace construir un castillo. En su lucha con las tropas de Abenhut, en el año 748 por la cuidad de Zamora logra liberarla. No obstante, careciendo de personal con que habitarla, abandona el recinto zamorano.

Alfonso I, de su matrimonio con Ermesinda, hija de Don Pelayo, tuvo los siguientes hijos: Fruela, que sucedió a su padre como Fruela I de Asturias.

Vimarano, que fue asesinado por su hermano Fruela.

Adosinda, esposa de Silo de Asturias, rey entre los años 774 y 783.

Fuera del matrimonio, Alfonso I "El Católico", tuvo un hijo con una esclava musulmana llamada Sisalda, que se llamó Mauregato, que fue también rey de Asturias. En el año 783, Mauregato toma el trono asturiano con la ayuda de Abderramán I, con quien se compromete al pago del "tributo de las cien doncellas" por su colaboración. En el 788 los condes Arias y Oveco se rebelaron contra el rey Mauregato y lo mataron como venganza por haber entregado a los moros tal tributo.

El "tributo de las cien doncellas", al parecer, consistió en el reconocimiento por parte del reino de Asturias de la supremacía del Emirato de Córdoba. Se dice que fue una leyenda, aparecida siglos después de su supuesta fecha, para estimular la resistencia a los supuestamente degenerados y lascivos moros.