En el Consultivo de Castilla y León, sito en Zamora, ha sido presentada una reclamación, no se sabe si a titulo personal o representando a algún colectivo, para que se cumpla la mal llamada ley de la memoria historica, otra de las lamentables herencias del nefasto Zapatero, el peor jefe de Gobierno de la democracia en España, pues denuncia que hasta l5 municipios de la provincia mantienen aun algunos símbolos franquistas. Parece que la lista es errónea y desactualizada pero piden que el Consejo se pronuncie. Es la historia interminable, pero hay que justificar las subvenciones.

Precisamente, al comienzo del otoño cultural fue presentado en Madrid un libro sobre Melchor Rodriguez, al que se llama "El ángel rojo" y al que se atribuye la frase de que se puede morir por defender sus ideas pero no matar por ellas. Antiguo torero, chapista de profesión, anarquista de prestigio, fue director general de prisiones recién estallado la guerra civil y su decidida actuación, a veces pistola en mano, para impedir las sacas y los fusilamientos masivos de Paracuellos del Jarama por parte de los comunistas, salvó a miles de personas encarceladas por ser sospechosas de su alineamiento con la sublevación del general Franco. Fue también el último alcalde de Madrid, el que entregó las llaves de la rendición de la ciudad, y haber dado su nombre a una calle de la capital de España ha sido algo que ha contado con el justo beneplácito de todos los grupos políticos, PP incluido.

El libro presentado es "Os salvaré la vida, que ha ganado el premio de novela histórica y del que son autores el polémico Joaquín Leguina, socialista, ex presidente de la comunidad madrileña, y un escritor anarquista, Rubén Duren, que es ademas bisnieto de Melchor Rodriguez. El acto fue presentado por un periodista de derechas. Una fotografía oportuna, y más oportuno aun la mayor parte de lo que allí se dijo, especialmente por el lado del heterodoxo Leguina. Porque ya se sabe que los que están rescribiendo la historia desde la izquierda siguen con su rancio maniqueísmo de buenos y malos, buenos los republicanos, naturalmente, malos los nacionales, los franquistas. Pero resulta que el horror se dio en ambas partes por igual, aunque como en todas las guerras al final hubiese vencedores y vencidos, y que la represión y los asesinatos, fusilamientos y paseos nocturnos se produjeron por ambas partes. Mejor no saber cual hubiese sido el grado de represión si los otros, los de la república, hubiesen ganado. Lo dijo Leguina, rotundamente: "hubo represión, la República mató". En la misma linea, los dos autores arremetieron contra Carrillo, asegurando que sabía de los crímenes de Paracuellos, por lo que recalcaron que la novela, pese a su objetividad, molestará a los comunistas.

En cualquier caso, lanzaron un mensaje de concordia, para rebajar el enfrentamiento y el sectarismo y reforzar el consenso, precisando que su obra no era ideológica, solo el testimonio de unos sucesos que merecen ser recordados. No hay memoria histórica, aseveró Leguina. Una muestra más de esa reacción que se está registrando ante quienes tratan de imponer su visión de la realidad.