Es posible que la lluvia que se anuncia por doquier en toda España, pase de largo en Zamora. La pluviometría en nuestra tierra nos dice que Zamora es seca, bastante seca y eso está perjudicando no sólo a los cultivos, también a nosotros todos que empezamos a necesitar un buen lavado de la atmósfera para respirar mejor, entre otras cosas. Esas otras cosas pasan directamente por el recibo de la luz. El recibito en cuestión se dispara por si solo sin que nada ni nadie lo empuje. Para eso las Eléctricas se las pintan solas. Pero es que la sequía lo ha disparado de forma salvaje. Un 29% en solo un mes.

Si la cosa sigue así, con lo que se están encareciendo los precios, fundamentalmente los alimentos, nos vamos a quedar a dos velas, sin posibilidades de ahorrar un solo euro, siendo como somos una sociedad ahorradora. Que se lo pregunten a Cajas y Bancos. No me preocupan porque la banca nunca pierde en el juego este de los dineros. A veces, algún que otro pufo que les meten, pero nada más.

El buen tiempo tiene también sus inconvenientes. La sequía es el principal. Y esta que venimos soportando y que ha desnudado de agua los embalses puede convertirse en una de las peores del decenio. Sabemos que está arruinando buena parte de la producción agrícola. Que ha afectado a la vendimia, a la fruta, a las verduras, a las legumbres. Todo eso se traduce en subida de precios, si no directamente en carestía. Mal por ese lado. Peor por el del encarecimiento de los precios de la electricidad. Leo que el precio del megavatio se encuentra aún contenido, a excepción de los picos del 24 de octubre, pero la tendencia al alza es notable, precisamente desde que octubre se hiciera presente en el calendario. Algo parecido ocurrió el pasado año.

Para más inri, a la sequía se ha unido un ausente al que en algunas latitudes se le echa de menos: el viento. Su ausencia resta aportación a dos de las tecnologías de generación más competitivas en precio por lo que hay que utilizar otras más caras, las que forman parte del plan B que ahora se está aplicando. Esas tecnología llamadas de respaldo y que salen al rescate en momentos de alta demanda ante la insuficiencia de las fuentes más baratas, son las que nos ha hecho la puñeta, las culpables del alza de la electricidad que venimos arrastrando desde el pasado enero, cuando ya tuvimos que poner el grito en el cielo porque, tras registrar varios picos diarios, una 'febrícula' indeseada, se nos disparó el recibo de malas maneras. La tónica parece seguir siendo la misma. Si no llueve vamos a ir de mal en peor. Y no llueve. Y si lo hace es por cuentagotas. Y así no vamos a ninguna parte. Ni para los embalses, ni para la agricultura, ni para nuestra salud, ni para limpiar la atmósfera, ni para nada.