Veremos si el fugado y nada honorable Puigdemont comparece hoy ante la Audiencia Nacional como imputado por los graves delitos de rebelión y sedición que investiga la juez Lamela, la magistrada que ya metió antes en la cárcel a los cabecillas civiles de la independencia. Además, la cabeza visible del movimiento y ex presidente de la Generalitat y sus ex consejeros del Govern habrán de depositar en un plazo de tres días los más de seis millones de euros que se les exigen como fianza.

Por lo pronto, el abogado español de Puigdemont creía en la víspera que su defendido no iba a regresar a España por ahora. Eso es lo que dijo, igualmente, el huido, en el circo que montó en una Bruselas que le mira por encima del hombro: que no iba a volver mientras no tuviese garantías. Se supone que se refiere a garantías de que no termine en la cárcel, que es donde merece terminar. También dijo el hombre, como un favor, que aceptaba las elecciones de diciembre, pero como plebiscito. Y como no quiere dejar de ser el president de Cataluña, se ha montado una web con ese cargo, como si la Generalitat fuese un gobierno en el exilio. Del que ya han retornado, por cierto, dos de los ex consejeros fugados, que fueron recibidos en el aeropuerto de Barcelona con abucheos y gritos de "a prisión".

Están haciendo el ridículo y su aventura puede terminar muy posiblemente peor, bastante peor, de lo que ellos creen. Si Puigdemont no comparece hoy ante la juez se procederá, atendiendo a la petición de la Fiscalía General, a su detención, lo mismo que ocurrirá con los demás imputados en caso de inasistencia. Si sigue en Bruselas puede que el ex president vuelva de allí esposado. Y también hoy los de la Mesa del disuelto Parlament, empezando por Forcadell, su ex presidenta, habrán de declarar ante el Supremo, por su condición de aforados. Y animados, ellos y algunos contumaces sectores secesionistas por una encuesta del CIS catalán, que contradice todos los demás sondeos aparecidos y vaticina una nueva victoria en las urnas de los independentistas. Solo que es una encuesta no fiable en ningún caso, aparecida antes de las fechas habituales y que los filtros instalados en la administración intervenida no debieran haber admitido por su dirigido oportunismo. La televisión catalana continúa manipulando y los órganos oficiales de la Generalitat lo mismo, por lo que se demuestra.

Pero van muy pocos días, ni una semana siquiera, y el 155 en general funciona, y bien, por lo que desde el Gobierno se ha expresado la satisfacción de que así sea. La intervención se está aplicando sin mayores problemas por ahora y el engranaje administrativo gira con normalidad suficiente. Tampoco la calle ha sido lo que se temía que fuese o pudiera ser, aunque este es un riesgo que va a durar hasta la celebración de las elecciones. No parece que fuera para tener tanta prudencia o tanto temor como tuvo antes Rajoy dilatando los plazos constitucionales hasta el limite, aunque hay que admitir de nuevo que su actitud fría y reflexiva puede haber sido la más acertada y conveniente. Todo estará bien si bien acaba, mas para ello PP, PSOE, y C´s tienen que ganar en Cataluña el mes que viene.