desde hace algunas semanas venimos viendo como la región catalana hace esfuerzos por segregarse de España. Periódicos, políticos, tertulias, y nuestra opinión a pie de calle citan el artículo 155 de la Constitución Española; después de este artículo algunos traen a la discusión otros artículos para apoyar o contradecir el mencionado artículo, por el que parece que el gobierno puede suspender temporalmente el autogobierno de la región. En la calle, por las redes sociales muchos asienten o discrepan del artículo 155 y de los otros artículos, leyes o estatutos que los políticos y comentaristas políticos citan.

Pero mi pregunta es: ¿sabemos qué dice el 155 y el resto de leyes que tanto escuchamos citar? ¿Sabemos qué implican las leyes que nosotros mismos estamos justificando cuando apoyamos a uno u otro comentarista, periodista o político? No pretendo entrar en un juicio de valor sobre la situación de España, pero es un ejemplo más de que, a menudo, repetimos lo que escuchamos sin pensar lo que decimos. Muchas veces solo repetimos algo que escuchamos, que nos hacen aprender, y no paramos a pensar en lo que quiere decir, en la consecuencia para nuestra vida.

Cuando comenzamos la catequesis -o a ir a la doctrina, como diría mi abuela- hay algunos puntos que se nos pide que memoricemos, entre otros los mandamientos. Supongo que el lector, como el que escribe, recuerdan aquella máxima final de los mandamientos, que precisamente hoy se nos presenta en el evangelio: "estos diez mandamientos se encierran en dos, amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". Hay cantidad de fórmulas de la fe que hemos aprendido de memoria, como si recitarlas nos hiciera más cristianos, más católicos e incluso más santos, pero que bien podríamos poner en práctica. A menudo me encuentro confesando, presidiendo celebraciones, exponiendo un tema de formación para adultos y, si evalúo, casi siempre sucede que hacemos las cosas por inercia y no pensamos lo que decimos, y sería un logro que al menos, si no lo pensáramos, sí supiéramos lo que queremos decir cuando confesamos nuestra fe en la comunión de los santos, ahora que vamos a celebrar la fiesta de todos los santos y la conmemoración de todos los fieles difuntos; o saber qué quiere decir pecar de omisión cuando al inicio de la misa pedimos perdón rezando el "yo confieso". Quizá si supiéramos qué quieren decir esos dos artículos que resumen toda la voluntad de Dios, no los citaríamos tan a la ligera.