E l índice de las exportaciones sufre un cierto ralentí en Castilla y León, condicionado por el sector del automóvil, los bienes de equipo y, en menor medida, por la alimentación y las bebidas. Los últimos datos oficiales elevan a poco más de 10.226 millones de euros el volumen de las ventas en el exterior en lo que va de año. La Comunidad ya no lidera el crecimiento autonómico de la cartera exportadora y su peso en el conjunto nacional se sitúa ahora por debajo del 6 por ciento. ¿Hay que preocuparse? Personalmente, no lo creo. Sin embargo, los datos sí que suponen un toque de atención al que no deberíamos sustraernos en un territorio donde este capítulo representa no sólo un valor empresarial de primer orden, sino la palanca de crecimiento del propio empleo. Porque las exportaciones, aunque haya quien no lo vea así, también suponen un factor determinante de la sostenibilidad laboral en las compañías locales.

Son varias las tareas que tenemos pendientes, desde la diversidad industrial hasta la innovación competitiva. Talento, calidad y experiencia hay a partes iguales como para darle la vuelta a la tortilla de aquí a unos meses, a sabiendas de que las tensiones internas y externas siempre juegan en contra de los intereses comerciales.

El peso industrial en la Comunidad debería alcanzar de forma real el ansiado 20 por ciento de la economía regional. Y mientras el sector del automóvil siga ejerciendo de contrapeso, la balanza comercial continuará, por suerte, favorable y aportando superávit. Pero aún hay margen para reducir la dependencia de las importaciones provenientes de los países del entorno, como también lo hay para que el mercado al que van dirigidos nuestros productos sea más diversificado y no sólo se concentren en la Unión Europea (casi un 80 por ciento). De ahí que la apuesta comercial en países como Japón, China, India, México, Canadá o Estados Unidos debe ir más allá de una cuestión más o menos estética.

Los retos de Castilla y León no son, por tanto, pocos, empezando por revitalizar el tejido industrial, con empresas de mayor dimensión, y favoreciendo un cambio de modelo productivo basado en la innovación y la colaboración.