Haría falta un Champollion, sí hombre, el egiptólogo francés, considerado el padre de la egiptología por haber conseguido descifrar la escritura jeroglífica, para descifrar las cartas y respuestas de Puigdemont al Gobierno de España. Dudo mucho que Champollión lograra dar con el significado exacto de las misivas y comunicados de este señor que sí ha efectuado y no ha efectuado la declaración unilateral de independencia de Cataluña sino todo lo contrario. Pero es que nadie tiene claro, ni el propio Puigdemont, qué es exactamente todo lo contrario.

Al albur como está de lo que digan la Cup y ERC, va ganando tiempo a fuerza de hacerse el rey de los jeroglíficos. Ni hay ni habrá claridad en sus respuestas. Se muestra incapaz de decir un coño o un cullóns claro y nos tiene a todos en un sin vivir, deshojando la margarita del independentismo. Y mientras procedemos al deshoje de la susodicha, 150 empresas se van de Cataluña diariamente. Los independentistas corren el riesgo de quedarse solitariamente solos. Pero les importa un bledo. Con las ganas que tienen de manejar ellos solitos el cotarro, sin la tutela o el ojo del Estado español encima.

Y mientras "Puigde" se aclara o no, cosa que debe decidir tal que hoy, Codorniu ha instalado sus cavas y destilado su cava en La Rioja y Artur Mas se ha visto obligado a apoquinar 2,2 millones de euros de fianza al Tribunal de Cuentas por haber organizado la consulta del 9 N.

Entre tanto, porque hay muchos mientras y entre tantos, se ha dictado prisión incondicional para los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana y el mal llamado Omniun Cultural cuando en realidad es Omniun Político-Separatista. Lo que ha dejado a muchos españoles descolocados es el hecho de que la Audiencia Nacional haya dejado al jefe Trapero, el de la puñalada trapera a sus homólogos de Policía Nacional y Guardia Civil, en libertad con medidas cautelares. Tan sedicioso es Trapero, como lo son los presidentes citados. Como lo es el propio Puigde. Y Oriol Junqueras y todos los que han alentado la situación penosa por la que ahora pasa Cataluña.

La Cup prepara la calle. Saben hacer la calle y la explotan. Sólo que un día la deflagración social les va a dar en todos los morros. Espero verlo. Y no para reírme, si no para saber que la Justicia social también existe. Sobre todo ahora, que los del miedo lo han perdido y no les importa que los señalen, que los persigan o que los insulten. El miedo los hacía prisioneros de sí mismos y de los independentistas y ahora son y se sienten libres. Y eso no tiene precio. Y entre tanto, el rey de los jeroglíficos, a lo suyo, a complicarle la vida al Gobierno y un poco a la oposición que no tiene tanto desgaste.