El sector agropecuario es la bandera de Zamora que más ondea. Está en el campanario más visible durante todo el año pero es, a principios de otoño, cuando gatea hasta la veleta y se hace aún más presente en el horizonte y en el primer plano. La culpa es de la vendimia y de la feria de productos ecológicos Ecocultura, actividad y mercado que coinciden en estas fechas desde hace catorce años, aunque en esta ocasión la recolección de uvas ya ha finalizado en un año especial por el adelanto de las tareas debido a la sequía y a las altas temperaturas de los meses de verano. La feria pone en el mapa de los alimentos orgánicos a Zamora y la vendimia llena las bodegas de esperanza tinta y blanca.

Ecocultura, una de las apuestas más visibles de la Diputación Provincial que cuenta con el respaldo de Caja Rural, cierra hoy sus puertas y los puestos de más de 120 expositores de España, Portugal y Alemania que han vuelto a demostrar la buena salud de la que goza la agricultura ecológica, más constatable tras dejar atrás los peores años de la crisis económica. La actual edición ha cumplido, además, con su objetivo inicial de presentar el cultivo de frutos secos, sobre todo almendros y pistachos, como una alternativa real en la provincia a las producciones convencionales.

La feria zamorana se ha consolidado como una referencia transfronteriza para productores, elaboradores y distribuidores de alimentos ecológicos. Es, además de mercado exquisito, un escaparate de productos de calidad que ensalza el valor de lo natural, además de una filosofía de vida que se acerca mucho más al mundo rural que al urbano, lo que da a esta actividad un valor impagable como asentadora de población en un ámbito que vive amenazado por la desertización.

Ecocultura ha sido una de las claves de que el número de productores ecológicos de Zamora se hayan multiplicado por 14 desde el año 2000, al pasar de solo 13 a principios de siglo a los más de 200 actuales. En lo que se refiere a superficie destinada a este cultivo, el crecimiento también ha sido espectacular y se ha pasado de 500 hectáreas en el periodo citado a las más de 9.000 actuales. La provincia se sitúa, con mucha diferencia, a la cabeza de Castilla y León: tres de cada diez operadores ecológicos de la región son zamoranos.

No obstante, tanto la feria como la producción orgánica tienen todavía mucho margen de crecimiento en una provincia que presenta unas condiciones idóneas para el cultivo biológico. El mercado tiene pendiente el salto de convertirse en referente nacional para lo que sería imprescindible el apoyo de la Junta de Castilla y León. Resulta un acierto que el certamen potencie, de forma práctica y directa, las producciones naturales, como ha ocurrido en la edición que hoy se clausura con los frutos secos.

El cultivo de pistacheros y almendros ha crecido mucho en la provincia y se presenta como una alternativa real a otras producciones mucho menos rentables. La calidad de almendras y pistachos zamoranos ya ha sido contrastada por una demanda nacional creciente. Hay que potenciar ahora las agrupaciones de cultivadores para conseguir la instalación de factorías seleccionadoras y crear un banco de maquinaria utilizada para la explotación de estos cultivos con el fin de abaratar costes.

Por otro lado, la vendimia ha concluido en la provincia más pronto que nunca porque se inició dos semanas antes de lo habitual, forzada por la maduración temprana de la uva como consecuencia del fuerte calor del verano. Los datos de cosecha se han confirmado, con caídas de producción considerables en todas las zonas vitivinícolas zamoranas y una media de reducción que se sitúa en torno al 30% en el global de la provincia. En la D.O. Toro no se han llegado a los 16 millones de kilos, en Tierra del Vino y Benavente-Los Valles la merma se ha acercado al 50% y en Arribes las pérdidas han sido aún mayores porque a la disminución por sequía y heladas se han unido las consecuencias de los incendios.

La calidad del fruto, también como estaba previsto, ha sido excelente. El bajo grado de acidez que presentaba la uva a mediados de agosto mejoró después con las lluvias caídas en la última semana de agosto, equilibrando las condiciones de las bayas, lo que hace augurar unos vinos excelentes.

La vendimia que acaba de finalizar se inició, como las anteriores, sin precio de las uvas, lo que ha incrementado el malestar entre los viticultores, cansados de la falta de rentabilidad del viñedo. Se ha dado la paradoja de que compradores foráneos han pagado un mayor precio por las uvas que las bodegas de algunas denominaciones de origen de la provincia, lo que deja en entredicho la función de las calificaciones de calidad como impulsoras del sector en su conjunto. Cada vez crece más la diferencia que existe entre el papel que juegan las bodegas y los viticultores en las denominaciones de calidad, en beneficio de las primeras.

El otoño en Zamora siempre está ligado al mundo agropecuario y especialmente los días cercanos a la fiesta del Pilar, que se iluminan también con la Fiesta de la Vendimia de Toro que hoy concluye. Agricultura ecológica y vitivinicultura, dos pilares que hay que mantener y reforzar para que sobre ellos pueda ir ampliándose el edificio de la economía provincial, necesitado de apoyos firmes. Estos dos subsectores tienen consistencia y, lo que es más importante, base y materia prima para ir creciendo si se hacen bien las cosas.