Cuando todavía el populismo y el nacionalismo, dos doctrinas pésimas para la democracia como reconocen los grandes pensadores, siguen en sus trece hablando de la "masacre" realizada en Cataluña con motivo del 1-O, por la Policía Nacional, en la Cataluña que pierde el miedo y entre los Policías a los que han intentado humillar sin conseguirlo a pesar de los esfuerzos sobrehumanos que han hecho los independentistas, se empieza a destapar la olla de la verdad, de lo que en realidad sucedía durante aquellas horas largas y tensas para la foto internacional que iban buscando la CUP y Puigdemont.

Los policías no pueden ni deben callar por mucho que el uniforme les obligue. Y lo han dicho bien claro: "Nos traían a sus hijos de cinco años para llamarnos hijos de puta", en perfecto castellano, el padre y la criatura a la que buenas enseñanzas está dando esa sociedad pretendidamente civilizada, más que la del resto de España a la que ningunean y critican constantemente considerándola poco menos que bárbara. ¡Ay, si no fuera por tanto extremeño, castellano, andaluz y manchego como os ha ayudado a levantar Cataluña, no sé yo! Alguno de voluntad auténticamente charnega, incluso nos ha salido retorcido. Ejemplos hay a barullo.

A la Policía Nacional la han tratado en Cataluña peor que a los perros callejeros. Pero de eso los interesados en la otra foto, no dicen nada, no se avergüenzan. Hay que echarlos a patadas, se han dicho, y creen que haciendo lo que hacen lo van a conseguir. Pero hete aquí que por mucho que se empeñen en lo contrario, Cataluña está en territorio español y por lo tanto los policías nacionales allí desplazados, están en su casa. Nunca, ningún Gobierno, a izquierda y derecha, debe o ha debido permitir que tanto Cuerpo Nacional de Policía, como Guardia Civil, queden en inferioridad numérica con respecto a las polis autonómicas. Y, en todo caso, dejarles bien clarito, para que no haya más Traperos que se confundan intencionadamente, a las órdenes reales de quiénes están.

Recurrir a los niños, hacerles aprender palabras tan soeces, utilizarlos prácticamente como escudos humanos y envenenarles la sangre de la forma que permanentemente lo están haciendo desde la guardería con el remate pertinente en casa, es un error que a la larga les va a pasar factura. Porque el día en que en verdad necesiten a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, y ejemplos hay a montones, ¿con qué cara les van a pedir árnica? como han hecho tantas veces en Cataluña y en el País Vasco, por mucho que ahora Andoni Ortuzar, presidente de Euzkadi Buru Batzar, saque pecho y pretenda darnos lecciones de democracia. Quienes han protegido a los asesinos de Eta, con la palabra, las acciones e incluso el silencio, no están facultados para hablar de ética ni de principios ni de nada que se le parezca.

Que a estos que han enseñado a sus hijos a llamar "hijos de puta" a los policías nacionales se les llene la boca de libertad de expresión y democracia es como para hacer pis y no caer ni gota. Palabra.