Pese a cuanto ha ocurrido, está ocurriendo y ocurrirá respecto al separatismo catalán, ya en su punto álgido, los componentes del Gobierno de Rajoy continúan aprovechando la menor oportunidad para lanzarse a loar el resurgir económico del país y la salida de la crisis, dicen ellos, pero con lo que ni comulgan ni están conformes la mayoría de los españoles, y a los datos cabe remitirse, y muy en concreto a los de Zamora que reflejan claramente como ha variado la situación en estos diez últimos años, tan a peor, y sin un solo aspecto que confirme la superación real de la crisis que se iniciara allá por 2.007, sin que el nefasto Zapatero, inquilino entonces de Moncloa, la viera venir, y aun la negase.

Pero la crisis ha dejado su huella, honda y dura, en España, en las regiones y en las provincias, y ya nada va a ser igual, pues siempre habrá un antes y un después. Y aunque haya ahora más ricos que antes, la cruel paradoja de los tiempos de los hundimientos económicos, también hay más pobres, mucho más pobres, o en el umbral de serlo. La clase media vasta y ancha, el auténtico sostén de los países, es ahora más corta y estrecha, más débil y eso se notará en el futuro inmediato, ha sido uno de los sectores más afectados por la recesión debido sobre todo a la brutal congelación de salarios de que ha sido víctima lo cual ha mermado poderosamente su capacidad adquisitiva, lo que ha llevado al natural descenso del consumo y la producción. Cierto es que se ha mejorado sensiblemente, quizá por las ganas que de ello había en la sociedad, pero se está muy lejos aun de los niveles de hace una década.

En un excelente reportaje aparecido días atrás en nuestro periódico se reproducía el antes y el ahora, del verano de 2007 al verano de 20l7 y las cifras y conclusiones evaluadas no pueden producir unos resultados más negativos e inquietantes. Mucha tarea tienen las autoridades locales, provinciales y regionales para sacar esto adelante. Porque se ha perdido en todo o en casi todo. Menos empresas, menos empleados, menos población ocupada, menos cotización a la Seguridad Social - el desinflarse de la burbuja inmobiliaria fue definitivo - menos población, iguales sueldos y pensiones, y mucho mayor desempleo y eso que se ha rebajado bastante en los últimos tiempos. O sea, que sí, se habrá salido de la crisis como pregonan las huestes del PP, pero Zamora no tanto, casi nada o nada.

Una de las consecuencias principales y mas a la vista es la despoblación tanto de la capital como de los núcleos rurales. Como hace un siglo, o medio siglo, la emigración es la solución para los jóvenes que saben que aquí no encuentran trabajo. En 2007, había 195.000 habitantes y actualmente el censo es de 178.000. Y sigue bajando. Cuando la crisis asomaba las orejas había en Zamora 74.000 personas ocupadas y ahora hay 69.000, en números redondos. Parados había entonces, con la construcción en pleno auge, unos 6.500 y ese número se ha visto doblado y aun más. Los salarios de aquella época daban una media bruta de 15.684 euros y una década más tarde está en casi lo mismo: 15.749. En este ínterin, sin embargo, el coste de la vida ha subido un 13,8 por ciento. Que cada cual saque sus conclusiones.