Largo se fía hasta las elecciones municipales de 2019 pero el alcalde de Zamora, que parece que gusta de hacer las cosas con margen suficiente de tiempo, ha dicho ya antes y ha reiterado ahora su rechazo rotundo, compartido por parte al menos de los militantes de IU, su partido, en la provincia, a ir a los próximos comicios locales con el acompañamiento de Podemos al lado, hombro con hombro. No descarta posibles coaliciones, pero pos electorales, sin presentarse juntos como una misma opción. Algo que ya IU mantuvo cuando los dos partidos acudieron en alianza a las repetidas eleciones generales de junio del pasado año y que sirvieron para certificar el estancamiento de los de Pablo Iglesias que ya han tocado techo y para debilitar aun más, como si no lo estuviera ya bastante, al partido poco menos que testimonial que ahora encabeza un Garzón perdido entre las mareas de Podemos.

Y resulta lógica la postura de Guarido, el único regidor en España de una capital de provincia en la actualidad. Su presencia al frente de la alcaldía zamorana no se ha debido, desde luego, a la fuerza o el prestigio de su partido y menos en un territorio tan conservador, sino y en primer lugar a la larga labor personal como concejal miembro de la Corporación durante muchos años, en los que siempre se hizo notar por su labor honesta y de control y denuncia de abusos que le capacitaba para responsabilidades mayores, y en segundo lugar porque parte de sus votos a favor se debieron al castigo que los vecinos de la ciudad quisieron aplicar al PP que había gobernado durante dos décadas, nada menos, de forma ininterrumpida pero cada vez peor. Luego, el pacto con el PSOE para formar equipo de gobierno va marchando por buen camino, sin prisas ni pausas, atendiendo de entrada a resolver problemáticas situaciones económicas y administrativas, y ahora atendiendo a las necesidades que en obras y mejoras lleva mucho tiempo precisando la urbe, sus calles y sus plazas, los lugares donde la gente vive. En ese bagaje confía Guarido para presentarse a las elecciones locales de dentro de un par de años, esperando volver a merecer la confianza de los ciudadanos, aunque ello no será nada fácil.

Pero en cualquier caso, los de IU quieren ir solos, a cuerpo limpio y cara descubierta, sin el lastre que puede suponer Podemos tras definir sus posturas radicales y extremas, sin pies ni cabeza en la mayoría de los casos, lo que sigue abriendo fisuras en la heterogénea formación. Los de Iglesias, ya solo convencen a los suyos, y cada vez menos. Siempre se ha dicho aquí que eran innecesarias las campañas contra Podemos a base de manejar el oscuro tópico de Venezuela y etcétera, pues ellos mismos se desacreditaban con sus actitudes, decepcionando por su alejamiento de la socialdemocracia en principio pregonada para ir a terminar siendo un batiburrillo de los anti todo, los antisistema, los anticapitalistas, los lobbies minoritarios de género, y demás, algo que la sociedad, en general, no acepta, aunque le cueste votar al PP como el menos malo, pese a su enorme corrupción, descubierta y por descubrir. Hace bien IU de Zamora en querer ir solo en las elecciones del 19. Mas vale ir solos que mal acompañados.