Una de las causas que sin duda llevaron a los zamoranos en las elecciones municipales de 2015 a votar otras opciones cualquiera que no fuesen el PP que había gobernado dos décadas sin solución de continuidad el Ayuntamiento de la capital, fue algo que entraba por los ojos en cuanto se salía a la calle: el estado de desidia, suciedad y cochambre de la ciudad que muy especialmente en los últimos ocho años, y por unas u otras causas, sin justificación en ningún caso, había quedado anclada en el abandono, salvo los habituales lavados de cara cuando se acercaba la Semana Santa. Por tanto una de las actuaciones más esperadas del nuevo equipo municipal formado por IU y PSOE era precisamente el revocar esta situación que a los vecinos se les hacia inadmisible y no solo por razones estéticas.

Sin embargo, las cosas no han ido tan deprisa como se quería y se precisaba, pues los nuevos gobernantes municipales se encontraron al levantar las alfombras administrativas con una cantidad de asuntos pendientes que se hallaban en el mismo estado de abandono que las vías y plazas. Se han ido solucionado problemas, sobre todo de tipo económico, pero la gente lo que más reclama es lo que más se ve, lo que ha de hacer más cómoda, agradable y segura la vida de la ciudad. Obras de mejora se han hecho con el nuevo Ayuntamiento pero las asociaciones vecinales no están satisfechas y lo mismo que muchos zamoranos en general reclaman al alcalde más rapidez en su ejecución. Son aun muchas las precariedades y necesidades existentes, pese a que se comprenda que hay que ajustar los presupuestos. De todos modos, y en unas zonas u otras, Zamora ofrece en los últimos tiempos, las habituales estampas de las ciudades en obras, con cortes de tráfico y desviaciones marcadas en aquellos lugares en los que se procede a los arreglos. El verano ha sido pródigo en este sentido, aunque falte todavía mucho por hacer. Ahora se van a llevar a cabo diversas obras más, en barrios y en el centro, con la colaboración de la Junta de Castilla y León, a través de fondos de cooperación, casi un millón de euros, desde el ensanche del paso bajo el puente ferroviario de Pinilla a la mejora, por fin, de la plaza de Sagasta. que nunca acaba de encontrar su estilo, pasando por el arreglo de aceras, que a la postre es seguramente lo que más se precisa y lo que más prisa corre, dado su deterioro.

Bueno es que la Junta últimamente parece haber reparado en que Zamora existe y su buen entendimiento con Guarido, el alcalde capitalino, esta propiciando frutos y promesas. Lo contrario que sucede con el PP local, siempre poniendo palos en las ruedas, olvidando sus tantos años de mandatos estériles. Sus críticas, curiosamente, han aparecido en la página web del Instituto Hispano-Luso del que es secretario el concejal Prada y ello ha sentado muy mal al alcalde que ha considerado inadmisible esta publicación, exigiendo su retirada, que ya se ha producido y recordando además que el Ayuntamiento era uno de los patrones que aportaba dinero al ente. Un ente baldío, que no cumple ninguna función, que cuesta un dinero público y cuya sede bien podría aprovecharse para usos más necesarios y eficientes.