Siempre había sido el verano tiempo de vacaciones, descanso, paralización de los problemas. Pero este final del verano no ha podido esperar al habitual otoño caliente del regreso a la vida cotidiana, marcado por manifestaciones y protestas generalmente motivadas por la dura vuelta al trabajo, cada vez menos numerosas porque lo duro es no tener donde volver.

En Cataluña el otoño caliente iniciado con la chispa del referéndum 1-O para el primero de octubre, se avivó con la celebración de la Diada. Y está que arde tras las decisiones judiciales de prohibición de la consulta soberanista y de anuncios de sanciones por diversos delitos a quienes colaboren en ella.

Lejos ha quedado el sentimiento nacido tras el atentado terrorista de Barcelona que, mal que les pese a nacionalistas de España y Cataluña, unió en el dolor y en la pena a las víctimas de treinta y cinco nacionalidades, y a los miles de ciudadanos del mundo que salieron a la calle para condenarlo. Pensábamos que las banderas con más o menos franjas rojas y amarillas en función de si eran de España o Cataluña, no iban a apagar la llama de solidaridad que creció en el corazón de mujeres y hombres que lo son antes que catalanes o españoles. Pero las palabras incendiarias han reavivado el fuego nacionalista frente a la silenciosa llamarada de solidaridad.

Zamora también se quemó en verano. Los parques naturales proclamados "Reserva de la Biosfera", que reciben millones de fondos europeos para su estudio y preservación, parecen haberse rebelado contra la burocracia europea que les condena a la despoblación durante todo el año. Y sin respetar veraneantes ni fiestas, el Lago de Sanabria, los Arribes del Duero y las inmediaciones de la Sierra de la Culebra han sufrido la amenaza del fuego que se ha llevado por delante gran parte de esa "biosfera" que reservaban. De todos es sabido que el mayor protector contra el fuego es la propia población con sus tradicionales oficios forestales, agrícolas y ganaderos, que mantienen el bosque aun sin saberlo, sólo con su presencia y su trabajo. Y también es sabido que, a falta de población, los servicios forestales de mantenimiento deben trabajar todo el año para evitar que el fuego se propague en verano. Un verano además en el que el agua se ha hecho de rogar poniendo en evidencia la falta de previsión y de infraestructuras para dar de beber.

Las palabras de condena de las Instituciones contra los incendiarios no pueden hacernos olvidar quiénes son los responsables del abandono de los pueblos durante el resto del año. Los zamoranos han partido hacia la diáspora de su particular otoño caliente en los centros de trabajo que aquí no encontraron.

En algunos pueblos también se caldearon los ánimos. Como en Villalpando, donde la mayoría de los concejales no esperaron al otoño caliente para presentar en el Ayuntamiento una moción de censura contra el Alcalde. Y con el ardor veraniego, lo hicieron sin cumplir la ley antitransfuguismo, que pone más trabas que la anterior para evitar el cambio de "chaquetas" y alcaldías. El asunto se calentó a lo largo de todo el verano, hasta el punto de afectar a los asuntos religiosos, de manera que en la procesión de San Roque se puso en evidencia la ruptura porque el Alcalde desfiló sólo con un concejal ante la Virgen, cuando todos los años era tradicionalmente acompañada por la corporación al completo y éste prefirieron ir con el resto de los feligreses. Un asunto que puede parecer anecdótico, pero que se ha comentado mucho en la villa que además es famosa por ser la primera que dio el voto de pureza a la Inmaculada, y por ello podría trascender a otras instancias eclesiásticas más elevadas.

Sirva este pequeño incendio para justificar por qué es necesario separar religión y política, en un ejercicio de laicismo respetuoso que evite la utilización de las manifestaciones religiosas públicas por los cargos ídem.

Procesiones, manifestaciones, condenas, mociones de censura? nunca el final del verano ha sido más ardiente. Esperemos que el otoño este año sea el tiempo, como lo es la edad, de la reflexión y la lluvia fina? en España, en Cataluña, en el mundo.